Río 2016 ¿Logrará el evento deportivo ser un bálsamo para los ciudadanos? Faltan 144 días para la inauguración de los Juegos Olímpicos de Río 2016, los primeros que se disputarán en Suramérica, y no son pocos los retos que deberán enfrentar sus organizadores y también los participantes.Brasil, que hasta hace poco se perfilaba como una de las potencias del subcontinente, atraviesa una de las más graves crisis políticas y económicas de su historia reciente, sin contar con la emergencia sanitaria provocada por la contaminación y el virus zika.La cuenta regresiva se da en medio de la polémica por la investigación sobre el dirigente Lula da Silva y las presiones para que la presidenta Dilma Rousseff renuncie, que llevaron a miles de brasileños (se habla de más de un millón) a manifestar en las calles.Por si fuera poco, la semana pasada el ministro brasileño de Hacienda, Nelson Barbosa, advirtió sobre las demoras del Congreso ?enfrentado con el poder ejecutivo- en la aprobación del ajuste fiscal propuesto por el Gobierno. A su juicio, el retraso puede obligar a adoptar ?medidas drásticas?.Barbosa explicó en una conferencia que reseñó la agencia EFE que el gobierno prepara unas medidas adicionales al ajuste fiscal de 2015, que representó un aumento de impuestos y un fuerte recorte del gasto público. Pese a la disposición, la economía del país se contrajo 3,8 % ese año y todo indica que en 2016 caerá en un porcentaje similar.La contracción económica ha tenido consecuencias directas en el avance de las obras de los Juegos.Se ha hecho palpable en el retraso en las obras de instalaciones deportivas ?hasta febrero tenían 95% de avance- y en el abandono del proyecto de limpieza de la Bahía de Guanabara, sede de la competencia de vela y que no llegó siquiera a recibir la mitad de lo prometido.Ya se han visto mejoras en Río, como en el sistema de transporte, la construcción de un tranvía que conectarán en 13 minutos los barrios de Ipanema y Copacabana con Barray y el remozamiento del área portuaria.Sin embargo, los expertos económicos temen que muchas de las construcciones deportivas se conviertan en elefantes blancos, que no haya interés en el mercado inmobiliario por las edificaciones de la Villa y que al finalizar la cita la ciudad no haya mejorado en cuanto a la segregación de los sectores populares, tirando por la borda el sueño de ser la nueva Barcelona. EFE Miles de personas protestaron ayer en Copacabana contra el gobierno de Dilma Rousseff


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