La última vez que la voz de Bob Marley sonó para el mundo fue en 1980, en Pittsburgh, Estados Unidos. La noche del 23 de septiembre, el jamaiquino cantó a todo pulmón Redemption Song , una de sus más emblemáticas y significativas canciones.?Pero mi mano fue hecha fuerte por la mano del Todopoderoso? , reza la letra del tema, algo que a la postre se convertiría en un presagio del legado que dejó Bob después de su muerte.El cáncer fue el culpable de apagar el ímpetu del más grande artista que parió Jamaica; Marley falleció el 11 de mayo de 1981, a causa de un melanoma maligno que atacó de forma progresiva todo su cuerpo. La lucha por sobrevivir la libró durante ocho meses, tiempo en el cual Bob y su grupo The Wailers giraban por el mundo promocionando el disco Uprising (1980).La señal que lo alertó del cáncer fue una lesión en un dedo de su pie derecho, enfermedad que se pudo haber prevenido con la amputación del mismo; sin embargo, sus creencias religiosas no le permitían realizarse la operación. El final llegó cuatro años después de descubrir la herida, según acotó el periódico El Mundo.La vida de la leyenda acabó de forma precoz cuando el originario de la villa Nine Mile, de Jamaica, tenía 36 años de edad.Nacido como Robert Nesta Marley el 6 de febrero de 1945, fue hijo de la afrojamaiquina Cedella Booker y del capitán de la marina real de Inglaterra Norval Marley, un hombre blanco inglés de ascendencia jamaiquina.La combinación de razas resultó en un Bob mulato, algo que le valió el rechazo de la familia de su padre y, más adelante en su vida, de sus compañeros de escuela y vecinos quienes no lo aceptaban por no ser negro.Desde pequeño Bob se interesó por el arte como escape a las insistentes burlas y rechazos; la música llegó a su pequeña casa gracias a su amistad con Bunny Wailer, quien luego se convertiría en su hermanastro debido a la relación de Cedella con el padre del muchacho. 


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