Es un espacio que abandona las ropas de lo tradicional, que reinterpreta los códigos constantemente para generar propuestas y reflexiones sobre el ser humano, sobre su modo de pensar y de vivir la cultura. No es una galería ni un museo, Backroom Caracas es una plataforma que se mantiene activa en el país, a pesar de las dificultades, para el discernimiento y la formación. Artistas internacionales y nacionales, consagrados y emergentes, representantes de las corrientes más contemporáneas, conviven en una propuesta que incluye muestras, proyecciones, talleres y actos musicales.?Nos interesa más hacernos preguntas que darnos respuestas. Aquí todo funciona de una manera íntegra, auténtica?, afirma Rody Douzoglou, directora del lugar que está ubicado en la Novena Transversal de Altamira.Comenzó en el año 2013 como un blog y luego hizo de su sede un espacio para las exhibiciones. Además de presentar los diarios de Consuelo Méndez ?que en una especie de performance incluyó a la creadora, su armario y sus muebles?, recientemente expuso Obra ulterior de la pintora autodidacta Jeanne Jiménez.?La idea es que la gente se vaya con una experiencia especial, que cada vez que entren lo vivan de una manera diferente. La intención es conocer al artista a través de su obra, un momento de contacto. Las muestras no las programamos, son encuentros que se van dando de forma muy orgánica. Esto nos permite enfocarnos en el creador?, señala Gaëlle Smits, encargada de la museografía y la producción.Sin embargo, uno de los proyectos insignes de Backroom Caracas es su programa de residencia para artistas La Silla del Diablo ?el nombre responde a una anécdota entre Carlos Raúl Villanueva y Alexander Calder?, que este año traerá a Nancy Nowacek, performer estadounidense que visitará el país la próxima semana para ofrecer talleres, un conversatorio en el Centro Cultural Chacao y que además realizará un proyecto con los estudiantes de la Facultad de Arquitectura de la UCV.En poco tiempo, Backroom Caracas se convirtió en una iniciativa editorial digital, que incluye colaboraciones y entrevistas a filósofos, sociólogos, músicos, arquitectos y poetas. Y próximamente publicará un libro, que lleva por título Balance. ?En consideración con la represión y censura que sufrimos, tuvimos la necesidad de ofrecer el diálogo y la reflexión sobre los procesos creativos de los artistas. Sentimos que las complejidades del entorno en el que vivimos nos motivan a estar aquí, tenemos pulsiones de urgencia por hacer?, manifiesta Natasha Tiniacos, poeta y editora de la página web.


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