El Festival Nacional de los Cerezos en Flor, en Washington, no es tan multitudnario como el que tiene lugar en Japón en la misma época (es decir, por estos días), pero ambos celebran el espectáculo natural del florecimiento del sakura, el cerezo japonés.En Japón, miles de japoneses y turistas disfrutan de este fenómeno en parques, avenidas y templos. Parques como el de Ueno, en el que sus 1.200 cerezos se abren en una explosión de color, o el céntrico parque de Hibiya se llenan de visitantes que pasean y hacen un picnic debajo de los árboles.Los japoneses no son los únicos que se sienten atraídos por la estampa primaveral: cada vez más turistas viajan al país asiático durante los meses de marzo y abril (el sakura suele tener lugar entre finales de marzo y principios de abril).Solo en 2015, más de 1,5 millones de extranjeros desembarcaron en el archipiélago japonés en marzo y más de 1,7 millones lo hicieron en abril, lo que supuso, respectivamente, 45,3% y 43,3% más que un año antes, según datos de la Organización Nacional de Turismo.Flor de regalo. Del otro lado del mundo, en tanto, la historia de los cerezos se remonta a 1912, cuando fueron 3.000 los arbolitos que el alcalde de Tokio ,Yukio Ozaki, obsequió a la capital estadounidense. Llegaron el 27 de marzo de ese año y aunque pequeños y sufridos por el viaje, muchos de ellos llegaron a florecer en las siguientes semanas en las riberas de la Cuenca Basin, en el parque West Potomac.En Washington, el festival de dos semanas se inicia con una ceremonia de apertura, seguida de un conjunto vertiginoso de actividades y eventos culturales. Cada día hay una degustación de sushi y sake, clases sobre los cerezos en flor y un tour en bicicleta alrededor de la Cuenca Basin.Además, durante esos días se desarrollan muchas exposiciones de arte, tanto de fotografía (local y asiática), como de escultura y animación. También se puede ver rakugo, desfiles de kimonos, bailes, conciertos o muestras de artes marciales.


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