Y entonces los cielos se oscurecieron y una fuerte lluvia «que nadie había visto antes» comenzó a caer.Llovió durante solo 30 minutos.»Después de la lluvia, hubo un silencio seguido por terribles truenos y relámpagos», dice la residente de 63 años de edad, Cristina Inga.Su casa quedó destruida. Primero por las inundaciones y luego por toneladas de rocas que cayeron de la montaña.»Sobrevivimos al escapar por el techo», recuerda.»Todos los vecinos hicieron lo mismo, todos nos ayudamos unos a otros», rememora.Cuando el deslizamiento de tierra había terminado, su calle estaba cubierta de lodo y rocas de más de 2 metros de altura.Por la calle en la que Inga vive, corre un curso de agua que siempre se inunda cuando las lluvias son fuertes.De ninguna manera es un lugar para construir casas, pero las personas que viven aquí son pobres.»No hay otra opción»»Yo nací aquí, mis padres se establecieron en esta tierra porque no teníamos dinero», explica Inga.Su casa había sido destruida tres veces ya antes de ese 23 de marzo.Ahora vive en una choza de madera, pero se enorgullece de ser propietaria legal de la parcela de tierra en la que está instalada hace tanto.Ante el riesgo de que la historia se repita, ella dice que no tiene «otro lugar donde ir».Lo que ocurrió en Moyopampa a principios de este año es visto por muchos como una señal de lo que vendrá.De acuerdo con la Organización Meteorológica Mundial, la región puede estar enfrentando el peor fenómeno climático de El Niño en más de 60 años entre noviembre y marzo.En riesgoEl gobierno peruano ya declaró el estado de emergencia en más de la mitad de las regiones del país.Perú, junto con Ecuador, son los dos países históricamente más afectados por El Niño.De hecho, fueron pescadores peruanos los que lo bautizaron así en referencia al Niño Jesús, dado que este fenómeno acostumbre llegar en temporada navideña.Sin embargo, para la gente de Moyopampa, la llegada de El Niño no es algo que ellos esperen con ilusión.  Moyopampa es uno de los 107 lugares en Perú, que el Instituto de Defensa Civil del país declaró «vulnerable».3 millones de personas viven en estas zonas consideradas vulnerables y corren el riesgo de perderlo todo por las fuertes lluvias, deslizamientos de tierra e inundaciones repentinas.El gobierno destinó alrededor de 914.000 dólares para responder a las secuelas de El Niño y apoyar a todos los sectores de la economía amenazado por él.»En Dios confiamos»La anterior vez, El Niño destruyó carreteras principales y puentes, lo que dejó comunidades aisladas y desesperadas por ayuda.Por ello es que el Ministerio de Transporte envía más de 1.000 puentes portátiles a diferentes lugares a lo largo de la costa de Perú.Hasta el momento, la mayor parte de los esfuerzos del gobierno central se han concentrado en la limpieza de los pasos de los ríos, la construcción de muros de contención en lugares vulnerables y asegurarse de que hay suficiente equipo de auxilio en caso de inundaciones, deslizamientos de tierra o cualquier otro desastre.    El día que visité el lugar donde sucedieron los deslizamientos e inundaciones en Moyopampa, encontré trabajadores quitando escombros que seguían allí desde marzo.Otros estaban construyendo muros de contención que los residentes esperan que sean lo suficientemente fuertes como para soportar las fuerzas de la naturaleza.Cristina Inga dice que solo se moverá de su choza de madera si el gobierno ofrece una vivienda digna a su familia.Mientras tanto, ella pone su fe en Dios.»Estoy asustada. Tenemos miedo. Pero en Dios confío y siempre tiene la última palabra», dice con convicción.Sin embargo, dudando un poco, mira hacia el cielo y agrega: «Pero aquí debemos ser los primeros en proteger a nosotros mismos».


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