Anyela Galante habla despacio. Hace pausas entre las frases. Trata de «usted» a su interlocutora. Tal vez se trate de un ánimo sereno heredado del ritmo bucólico de Guanare, su pueblo natal, el lugar en el que vivió hasta los 18 años y en donde desarrolló una personalidad introvertida, pero fuerte: «Tuve una infancia feliz y muy tranquila. Mi mamá me metió en danza, pintura, pero lo mío eran los deportes. Practiqué tiro al arco, natación, remo. Nunca di dolores de cabeza, pero en el colegio cuando me hacían trampa me defendía. Sin violencia, pero haciendo valer mis derechos».Esta niña deportista nacida en 1991, hija de un ingeniero y una profesora demostró además un inusitado interés en las matemáticas, por lo que asumió desde muy temprano que su futuro estaba en la Contaduría. De hecho, al terminar el bachillerato se fue a Barquisimeto a estudiar la carrera en la Universidad Lisandro Alvarado: «Cuando estaba en el liceo me veía como contadora, pero al pasar el tiempo me di cuenta de que no era lo mío. Sin embargo, la seguiré estudiando porque te permite aprender muchas cosas». Un año antes había hecho a un lado los deportes para incursionar en el mundo de la belleza. Ganó el Miss Belleza Barinas a los 17 años, pero al saber que había quedado en la universidad se dedicó a los estudios. Eso sí, ya tenía la espinita y sabía que en cuanto pudiera seguiría intentando participar en otros certámenes. No obstante, un diagnóstico médico lo cambió todo: «A los 18 años un médico me dijo que tenía un quiste en la tiroides, pero el examen salió negativo. Una vez vimos a un señor con el cuello hinchado y mi mamá comenzó a insistir en que yo tenía algo. Dos años después me diagnosticaron cáncer tiroideo».Entre diciembre de 2011 y enero de 2012 fue sometida a dos cirugías, de la última salió con parálisis facial. Estuvo año y medio en tratamiento y aumentó 20 kilos de peso.»En todo este proceso mi familia me dio mucha fortaleza. Soy creyente de la Virgen de la Coromoto y de la Divina Pastora y les pedía que pudiera despertarme de las cirugías. En 2013 fui a ambas procesiones para pagar la promesa que había hecho».De vuelta a la vidaUna vez recuperada del cáncer, volvió a sus estudios en Barquisimeto, comenzó a cursar Comunicación Social y en 2014 decidió ir al concurso Señorita Centroccidental. Esa participación le sirvió como puente para formar parte del grupo de seleccionadas para el casting del Miss Venezuela. En mayo de este año fue elegida para representar al país en el Miss Mundo, un certamen caracterizado porque sus concursantes deben abanderar causas sociales, algo en lo que Galante dice haberse comprometido antes de ganar la corona: «Tenía un proyecto que finalmente ahora está rodando, ya que consigues mucho apoyo al ganar el concurso. Son cuatro casas refugio que están detrás del hospital Miguel Oráa, en Guanare, para gente que no tiene dónde quedarse durante sus tratamientos. Hay personas que lo abandonan porque no pueden costear el traslado y el hospedaje por mucho tiempo. Así que allí se dará alojamiento y alimentación a los pacientes».Además de esta iniciativa propia, ha colaborado con varias fundaciones dedicadas a ayudar a pacientes oncológicos y a niños con VIH: «Ahora soy más sensible a todas las causas. Me gusta poder ayudar. Mi familia y yo acogemos a un niño de 12 años que tiene leucemia y lo apoyamos con su tratamiento. Mi enfermedad me enseñó que no hay nada mejor que ver y escuchar una palabra de aliento de alguien que ha superado un obstáculo».Por otra parte, la Miss Venezuela Mundo 2015 se encuentra en la recta final de su preparación para el Miss Mundo, que se celebrará el 19 de diciembre en la ciudad de Sanya, China. Adicional a las clases tradicionales, retoma la natación, pues será su carta de presentación en las pruebas atléticas del certamen. Y mientras trabaja en formar su propia asociación civil, comparte unas palabras para quienes como ella en el pasado, están pasando por la situación retadora de afrontar una enfermedad: «Nunca pierdan la fe. No se limiten por lo que digan otros. Crean en Dios y crean en su familia».Piense rápido¿Cuánto mide?1,73 metros.¿Cuánto calza?40.¿Qué le pone de mal humor?No comer, aunque realmente me cuesta ponerme de mal humor.¿Una habilidad que la gente desconozca?Soy muy buena haciendo bisutería: pulseras, collarcitos.¿Un placer culposo?Una cachapa con queso de mano.


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