Las noticias del domingo pasado han convertido a Panamá en una especie de demonio a nivel internacional, que, además de tenebroso, atenta contra la seguridad económica del mundo por todo aquello que nuestras sociedades offshore permiten que se hagan con ellas. Creo que hay mucho de imaginación.El ejemplo de la enfermera de Chávez y de su jefe de seguridad es patético y explica en parte el problema que han revelado los llamados Panamá Papers. Cuando esta pareja, ambos militares, llegan a abrir con una sociedad hecha por Mossack Fonseca en la mano al banco donde tendrían su cuenta, oficiales de cumplimiento de la entidad advirtieron que los dueños de la cuenta tenían un perfil político que requería de mayor investigación. Que el dinero con que abrirían la cuenta, proveniente de Venezuela, podría haber sido obtenido a través de la corrupción. A pesar de ello, le abrieron la cuenta que bien podría tener más de 2 mil millones de dólares. ¿De quién será la culpa? ¿Del abogado que vendió la sociedad offshore o del banco que, a pesar de las advertencias, no hizo el due dilligence requerido, quizás porque el cliente había sido referido por un abogado cliente del mismo banco?Enseñé la cátedra de Derecho Comercial durante 33 años en la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de Panamá, la más antigua y de donde han salido la mayoría de los abogados del país. Explicaba a mis alumnos las ventajas y peligros de las sociedades offshores, la mayoría de éstas constituidas por menos del 1% de los abogados del país, reunidos en las grandes firmas de abogados que, además de vender sociedades, enamoran a sus clientes a través de un extenso cabildeo internacional y se remiten entre sí clientes de éstos.Desde principios del siglo XX, la economía de Panamá, por la presencia norteamericana en nuestras tierras por la construcción y administración del Canal de Panamá, el comercio se constituyó en nuestra principal herramienta para lograr el desarrollo económico del país. Fue así como en 1927 se propició la creación de la ley de sociedades anónimas producto de una combinación de la figura de la corporation de los Estados de Maryland y Delaware, éste último todavía considerado como uno de los Estados de la Unión Americana más flexibles para la constitución de sociedades.Para esa misma época se propició la creación del registro en Panamá de los buques mercantes, convirtiendo a nuestro registro de naves uno de los más grandes del mundo. Así como la constitución de sociedades anónimas y el registro de naves han producido un enorme crecimiento al sector terciario panameño, también le han producido mala fama, la que hoy se traduce en las publicaciones de los llamados Panama Papers.En Panamá es muy fácil constituir una sociedad anónima. Sólo basta que el nombre que escojas no haya sido usado antes por nadie. Se hace el protocolo, en la mayoría de los casos en las oficinas del mismo abogado, que luego certifica un Notario Público. Se cancela el costo de inscripción de la sociedad y el impuesto del primer año de la misma; US$ 300.00. Si el cliente provee los nombres de los directivos de la sociedad serán esos los que aparecerán o sino, con un cargo adicional, por director, los facilitará el bufete de abogados. Ni siquiera se tiene que consignar en ninguna parte el capital que desees que tenga tu sociedad.La legislación de 89 años ha sido modernizada muy poco, hasta recientemente que entró en vigencia para las sociedades que aún mantenían acciones al portador la obligatoriedad de que el abogado conozca los detalles de los verdaderos tenedores de los títulos accionarios. Ya no se puede abrir una cuenta bancaria de una sociedad que tenga acciones al portador.Sin pretender exonerar a nadie sobre lo que hizo o no con una sociedad de Mossack Fonseca, es preciso que se vaya a la misma fuente del que usó la sociedad: un banco que la vendió o que permitió que allí se depositarán los fondos de esas sociedades. Que cada dueño de sociedad responda por el uso que le dio a la misma.En cada uno de los países considerados como paraísos fiscales, siendo Panamá, el No. 14 de esta lista, debe haber otras firmas de abogados como la de Mossack Fonseca, incluyendo en nuestro propio país. Lástima que a éstos fue a quienes les robaron todos sus archivos, sirviendo de titulares en la mayoría de los países del mundo. A mi juicio sin necesidad de mezclar el buen del país en todo [email protected]


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