Quizás la interpretación más obvia de los resultados de las elecciones es aquella que expresa la urgente necesidad de que cambien las cosas en el país. ?Hay que hacer algo pronto?. Pero ese algo no está definido. No solo por parte del gobierno. También por los sectores políticos de oposición que ahora, una vez culminada la campaña electoral con éxito, no deben solamente reducirse en señalar que las cosas andan mal, por cuanto las políticas aplicadas han sido erradas. Más bien ha llegado el momento de formular propuestas. Hay que tener muy claro que, si bien habrá una mayoría en la AN, ello no significa que el gobierno esté sujeto a los cambios de políticas que se puedan sugerir desde el Parlamento. Difícil tarea poder ser lograda desde el Parlamento, entre otros aspectos porque su responsabilidad no es gobernar. Y ello debe quedar claro.En el caso del gobierno, ellos piensan que están en lo correcto, de conformidad con los procesos revolucionarios, pero que existen enemigos muy poderosos que han desatado la guerra económica, que impiden la vida normal en el país. Y que a su juicio han sido la causa de la derrota política. Lo cierto es que bajo el actual régimen de políticas económicas y sociales, el gobierno de Maduro no es viable. De persistir en sus propósitos de continuismo, solo logrará potenciar aún más el deterioro, y terminará más tarde que temprano su periodo por el colapso que ocasionará. Lo cierto es que el escenario de una renuncia de Maduro es cada vez más vigente. Y quizás imprescindible para lograr un cambio.Una mayoría contundente ha votado por la MUD y sus candidatos, para que el cambio sea posible. Ello pudiese ser cierto, pero es una condición necesaria, pero no suficiente. Una sociedad con las enormes limitaciones y conflictos de todo orden económico y social que padece el país debe ser consciente de la necesidad de realizar ajustes.Los economistas y algunos políticos han nominado al cambio como ajuste. Entendido este en términos económicos como el conjunto de medidas que hay que tomar para reducir los déficits del sector público, erradicar la inflación y propiciar la estabilidad en el cambio de la moneda. Y con ello aumentar la inversión privada y pública, y desde luego la producción de bienes y servicios.Un ajuste económico de las magnitudes que se requiere en Venezuela implica necesariamente que se recurra a las instancias internacionales para lograr un financiamiento externo que haga viable la economía venezolana en los próximos años, por cuanto los ingresos externos por la exportación de petróleo no son suficientes para cubrir las importaciones, servicio de la deuda y otras obligaciones que Venezuela tiene adquiridas, como son los pagos en petróleo al servicio de la deuda con China. Venezuela tendrá que solicitar y negociar un programa de asistencia financiera con el Fondo Monetario Internacional, más temprano que tarde. Ya se han adelantado cifras por parte de Ricardo Haussman, que calculan un monto del orden de 50.000 millones de dólares. Pero este programa, cuyo objetivo es ayudar a lograr las condiciones indispensables para que se puedan hacer las inversiones requeridas para aumentar la producción, tiene que exigir la toma de decisiones sobre un conjunto de políticas económicas las cuales van a tener repercusiones internas que deben ser asumidas dentro de un gran consenso político.Por ello, la gran responsabilidad de la MUD, como factor de poder que representa sea lograr construir un pacto político concebido dentro de una visión de mediano y largo plazo, que por sus ejecutorias se logren precisamente una estabilidad institucional y económica que permita el crecimiento económico que será el medio que irá facilitando una mejora sustancial en el nivel de vida de la población y reducción de la pobreza. Una convocatoria al diálogo y al entendimiento nacional es impostergable.El ajuste debe entenderse como el acomodamiento de las partes de un todo, que necesita arreglos, para que ese todo pueda funcionar. Y sea esta definición la que expresa de modo integral lo que significa un cambio. Es por ello pertinente que sea concebido con dimensiones más amplias, y no circunscribirlo en solo como un ajuste económico, por más indispensable y urgente, que lo sea. Un ajuste económico por sí mismo, sin la concurrencia en cambios de conducta de la población, en el desempeño de las actividades más sencillas, aquellas que se hacen todos los días, como asistir al trabajo con una perspectiva más positiva, de ejercer nuestras responsabilidades a cabalidad, con excelencia, para satisfacer las necesidades de los otros. Poder ir al mercado, farmacia, lavanderías, sin mayores traumas, respetar las señales de tránsito. Así también, los estudiantes que sean responsables consigo mismos, en sus estudios y asuman la honestidad en sus exámenes y trabajos. Los gobernantes y autoridades policiales, judiciales y militares que tengan como precepto la disposición a servir a los demás, de modo adecuado al texto de las leyes. Cuidar con esmero la seguridad personal. Por ello, el compadrazgo y el clientelismo derivan en enormes daños morales y materiales a la población, sin que exista el imperio de la equidad ante la aplicación de las leyes.El régimen impuesto por Chávez, del cual Maduro trata de extender su vida ya agonizante, transformó de un modo radical muchas de las actitudes y conductas de los venezolanos. Han sido 16 años de destrucción sostenida, sin haber creado una sociedad con mayor y mejor bienestar social y económico. Y mucho menos en el orden cultural. Tan cierto es, que el gobierno manipula y esconde las estadísticas, impide su divulgación y restringe la libertad de expresión.Es por ello que, una vez establecida las correlaciones políticas del país, la actitud de la Asamblea Nacional y su mayoría no puede ser planteada en términos tradicionales, como si estuviésemos en una democracia institucional, de alternabilidad de gobiernos. Y más bien tiene que ir dirigida hacia la construcción de un nuevo, digámoslo así, modelo de sociedad económica y social con visión de largo plazo, que sea instrumentado en un pacto político de largo alcance. Y hacer entender al venezolano que solo bajo un pacto de largo aliento es que se podrán mejorar los niveles de bienestar social y económico. En fin, el cambio implica no solo el indispensable ajuste económico, se trata de una transformación de la sociedad como un todo, para que todos tengamos mejores niveles de vida


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