Después del contundente triunfo del pasado 6-D, estamos tan aliviados, felices y esperanzados que no podemos venir ahora a hacer balance de errores del pasado reciente, porque sería convertirnos en un aguafiestas sin remedio. Sin embargo, pasada la embriaguez de esta entusiasta victoria popular, debemos volver a poner la cabeza en su sitio para recobrar la sensatez que nos condujo al triunfo, convirtiendo un sueño lejano en una esperanzadora realidad.Hablemos, entonces, de la política que nos condujo a esta victoria y no de los consabidos errores, para no andar hurgando en recientes heridas. Digamos que una política seria, justa y coherente (incomprendida en sus inicios, al punto de que quienes la profesamos fuimos objeto de los mayores escarnios: nos llamaban desde ?comeflores? hasta traidores y alcahuetes del oficialismo) fue la que se impuso, al final, dejando a un lado el aventurerismo delirante que retrasó demasiado este inicio de cambio en Venezuela.     Ahora bien, si esa política justa logró ser impuesta por la mayoría sensata, arropada en la bandera unitaria de la MUD, no podemos ahora sentirnos liberados del compromiso unitario para comenzar a trabajar en su desmontaje, sino que por el contrario debemos recordar los errores solo a sus efectos correctivos. Debemos percatarnos de que ahora, más que nunca, debemos continuar unidos, para desde la Asamblea Nacional presentar propuestas serias, viables, coherentes, inclusivas, empinándonos sobre diferencias nimias y así olvidarnos de ilusiones utópicas convenientes. Debemos seguir ejemplos de transiciones exitosas como la chilena ?cuando Ricardo Lagos cedió su candidatura a Patricio Alwin, aun estando favorecido por las encuestas, al percatarse de que no era su oportunidad? para entender que este momento crucial requiere de los más experimentados de los nuestros para comenzar el camino hacia la transición irreversible por la que votó más de 60% de los venezolanos.Desmontar progresivamente leyes y resoluciones que nos condujeron a este desastre económico y social requiere de nuestros mejores esfuerzos y ponderación, por lo que debemos convocar a nuestros más talentosos y experimentados políticos, juristas, economistas y profesionales de diversas áreas, para comenzar la tarea de coadyuvar al cambio imprescindible de este modelo fracasado y demodé que fue abandonado por quienes en el pasado fueron sus más destacados proponentes (léase, soviéticos, chinos, europeos del este o cubanos).No se pueden imponer quienes creen que debemos derogar todas las leyes divinas y humanas para imponernos sobre los derrotados. Hacer lo que ellos hacían es contrariar el mandato que nos otorgaron los millones de venezolanos que desean reconstruir a Venezuela con talento, mesura y conciliación. El cambio en la conducción del Estado es un camino que ahora es cuando vamos a comenzar a recorrer. ¿Será mucho pedir que nos permitan a los políticos, que condujimos esta política exitosa, ser quienes sigamos desarrollándola o será que alguien, en su sano juicio, quiera regresar a la pesadilla que acabamos de derrotar?Sin sensatez regresamos a ella, que nadie lo dude. Por el amor de Dios, si nuestros conciudadanos al fin votaron por la sensatez? entonces: ¡acatemos el mandato! [email protected]@EcarriB     


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