En un anuncio que abre una crisis de insospechadas consecuencias, la opositora Mesa de Unidad Democrática (MUD) desconoció los resultados anunciados en la noche del domingo por el Consejo Nacional Electoral (CNE) de las elecciones regionales que le dieron el triunfo al chavismo y pidió auditar todo el proceso.

Según el ente comicial, el oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) se impuso en las elecciones de gobernadores al obtener 17 de 23 gobernaciones. En las del 2012, el chavismo conquistó 20 de 23.

“En este momento no reconocemos ninguno de los resultados. Estamos ante un momento muy grave para el país”, dijo el jefe del comando de campaña opositora, Gerardo Blyde.

“Ellos saben que no son mayoría y el país y el pueblo venezolano lo saben. No reconocemos los resultados” (…) No solamente por irregularidades en el proceso sino por la violación al derecho a elegir”, señaló. “Ni Venezuela ni el mundo se comen este cuento”.

Sobre esa base y partiendo de un sistema electoral al que calificó como “no confiable”, convocó a la oposición a integrarse para trazar nuevas estrategias para impulsar una transición.

Llamó la atención de algunos analistas consultados por El Tiempo que Blyde no usara la palabra “fraude”, o que no exhibiera algunas de las cifras de resultados que manejaba la oposición.

En el momento, sigue pendiente el anuncio de la gobernación del estado Bolívar lo que dejaba a la oposición, de momento, con solo cinco mandatos regionales. 

De hecho, antes de que la titular del CNE, Tibisay Lucena, anunciara los resultados, Blyde ya había sembrado la duda con una dramática declaración sobre la legalidad de los comicios: “Tenemos serias sospechas y dudas sobre los resultados que van a ser anunciados en los próximos minutos al país”, dijo.

“Todos los estudios de opinión anteriores al proceso, todos nuestros conteos, todo el nivel de participación que se vivió hoy es muy distinto a esos resultados que van a ser anunciados”, precisó Blyde, quien repitió: “Estamos alertando al país, sin estruendo, pero con mucha seriedad (…) La información que nosotros manejamos de parte de nuestros comandos regionales es distinta a la que va a ser anunciada en breves minutos por el CNE”.

En un anuncio que sorprendió a los medios de comunicación porque el organismo no suele dar resultados con tanta velocidad, Lucena se felicitó por la alta participación, que llegó 61,14% y anunció que transmitidas 95,8% de las actas podía brindar los resultados con tendencia irreversible en 22 de los 23 estados. 

“El chavismo arrasó en las elecciones”, se felicitó por su parte el presidente Nicolás Maduro.

El resultado anunciado oficialmente es opuesto a lo que manejaba la MUD, cuyas proyecciones de triunfo aumentaban, según todas las encuestas, si la participación superaba el 55%. Más con el anuncio de una participación “histórica” de 61,14 por ciento.

En las primeras de cambio estos resultados anunciados representan un respaldo a los resultados de la elección de la Asamblea Nacional Constituyente, cuestionados incluso por la empresa que maneja el ‘software‘ del sistema electoral venezolano, y le permiten al oficialismo presentarse ante su militancia como una opción aún potente y ganadora.

Pero, en medio de la pavorosa crisis social y económica que atraviesa el país, el resultado y la advertencia opositora tiñen de inmediato al proceso con la sombra de un fraude masivo, pues como expresó Blyde, no había proyección o encuesta que concluyera que el chavismo obtendría más de la mitad de las gobernaciones.

Adelantándose a las suspicacias, el presidente Maduro ordenó sonriente, poco después de anunciado el resultado, una “auditoría completa” del proceso.

“Les pido (a los opositores) que celebremos con alegría, música, baile, pero en paz, con respeto al adversario”, expresó. Maduro pidió a la oposición reconocer los resultados. “Han salido algunos dirigentes descocados a cantar fraude (…) A Julio Borges (presidente del Parlamento, de mayoría opositora) le envió un mensaje: por el amor de Dios, acaten los resultados transparentes”.

Previamente, Maduro había advertido que todo aquel que votara el domingo reconocía la cuestionada Asamblea Nacional Constituyente, ante la que –según él– deberán subordinarse los nuevos gobernadores, lo que supone un futuro choque de poderes, pues la oposición no reconoce ninguna legitimidad a ese organismo.

Con la mira puesta en las elecciones presidenciales del próximo año, y en la posibilidad de llegar fortalecida a un eventual diálogo con el gobierno, la oposición había proyectado estas elecciones esperanzada en dar una voltereta al mapa político tras más de cuatro meses de manifestaciones y más de 130 muertos que no hicieron cambiar nada la posición del gobierno de Maduro.

Pero los resultados plantean un escenario diferente y hacen recodar las palabras de algunos miembros de la oposición que se abstuvieron de participar en este proceso, como el sector liderado por María Corina Machado, por considerar que no había las garantías democráticas suficientes para participar y que iban a servir de excusa para fortalecer más al gobierno chavista, que curiosamente goza de unos bajísimos niveles de popularidad.

Las tretas del CNE

La MUD ya había denunciado varias tretas del CNE para afectar la votación opositora. Entre el miércoles y sábado, las autoridades del CNE “mudaron” sin mayor aviso a por lo menos 715.000 electores de sus centros electorales. La decisión, advertida por la oposición como un artilugio para estimular la abstención, fue el detonante de los únicos problemas ocurridos este domingo en una jornada tranquila.

“En mi centro no pasó nada en las últimas elecciones, no sé por qué nos tuvieron que mudar”, dice la señora Mónica, que por primera vez en 30 años no votó en el colegio Madre del Divino Pastor y debió trasladarse a la escuela Armando Castillo Plaza, en Petare.


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