Nicolás Maduro escenificó la compra de un petro con su aguinaldo de Navidad y animó a los venezolanos a invertir sus ahorros en la criptomoneda revolucionaria. «Venezuela es vanguardia de la nueva era digital», se ufanó el jefe del Estado en cadena nacional. Ahorros que en bolívares son imposibles porque la hiperinflación pulveriza el valor de la moneda venezolana de semana en semana.

Transcurrido un año de su nacimiento y con varias resurrecciones encima, el chavismo vende el petro como un «Superman económico» con el que pretende resolver su derrumbe económico y como una de las piedras angulares de su narrativa propagandística: la alternativa criolla para la economía del mundo.

Creado en un principio por el gobierno para evitar las sanciones de Estados Unidos, el petro navega atrapado en una tercera dimensión ajena a la economía real del país.

Incumpliendo una fecha tras otra, el gobierno nacional fue incapaz de lanzarlo a la circulación digital.

La semana pasada, incluso, sufrió una nueva mutación, para transformarse en un certificado de ahorro. Nada se sabe, mientras tanto, de los 5000 millones de dólares que el gobierno aseguró que ya fueron invertidos por compradores de petros.

Para la mayoría de los expertos, el petro es una fantasía que se trata de imponer al país como forma de pago para comprar pasajes de avión, compraventa de viviendas y otras actividades económicas cuando ni siquiera se respetó la fecha de 5 de noviembre como inicio de operaciones, el último fiasco. El atrevimiento revolucionario es de tal calibre que el general Manuel Quevedo, presidente de la petrolera estatal Pdvsa, propuso que el petro se convierta en método de pago para la OPEP, «la moneda digital para el petróleo».

«El petro es un fraude. La aplicación de Android para adquirirlo ha desaparecido misteriosamente. Se ha lanzado dos veces y nada. Las principales agencias de calificación criptográficas lo llaman una estafa», aseguró Steve Hanke, profesor de economía aplicada en la Universidad John Hopkins (Baltimore).

En el buscador de Google, los términos petro y scam (que significa estafa en inglés y en el mundo de las criptomonedas sirve para medir su credibilidad) aparecen relacionados más de 700.000 veces. «Están copiando nuestra inferfaz, que es muy particular, única, la han copiado exactamente», subraya a la nacion JP Thieriot, CEO de Uphold, plataforma de dinero digital que aloja varias criptomonedas y que tiene en Venezuela, con 100.000 usuarios, su segunda comunidad de clientes.

«Lo más gracioso es que nos pusimos en contacto con ellos mediante Twitter. Increíblemente nos contestaron que China copió la tecnología de Occidente durante décadas y al perfeccionarla se convirtió en una fuerza mundial. En este caso no tenemos miedo de reconocer una cosa buena, nos dijeron. Jamás un gobierno soberano había respondido de esta forma», asegura Thieriot.

La criptomoneda dash es la otra gran inspiración del petro. «Es un clon descarado de dash», aseguró Joey Zhou, principal desarrollador de Ethereum y el primero en revelar las copias bolivarianas.

Un experto venezolano conocedor de la operación pormenorizó a la nacion varias de las anomalías que presenta el petro.

«La característica principal de un blockchain (cadena de bloques que elimina a los intermediarios tradicionales) es que todo queda registrado en un libro mayor de cuentas públicas, inexistente todavía. No se ha registrado ningún cambio de mano del petro en ningún blockchain. Hay un backup blockchain al que se puede ingresar, pero ni siquiera está 1% de las supuestas transacciones que han sucedido con el criptoactivo», especifica, bajo anonimato.

Opacidad

La dificultad de adquisición del petro, una tarea casi hercúlea pese a los millones invertidos en la ICO (oferta de moneda inicial) y la opacidad informativa también sorprendió en el mundo de las monedas digitales. Obstáculos que se multiplican a la hora de bajar el monedero: «Sin wallet (monedero) no hay dónde guardar petros. Y la validación de los usuarios tampoco ha funcionado. Y ni siquiera puedes sacar el dinero porque la opción para eso dice próximamente'», denuncia el mismo experto.

Hasta ahora, la sede caraqueña de la Superintendencia Nacional de los Criptoactivos y Actividades Conexas (Sunacrip) es el único lugar donde se pueden comprar, y ni siquiera dan los petros, sino un certificado de papel.

«Todos estos factores indican que no fue transado el primer petro, porque ni siquiera puedes sacarlos de la Sunacrip. ¿Cómo cambian de manos? Si no ha cambiado de manos, no hay activo existente», concluye.


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