El pasado sábado 6 de julio, militares venezolanos capturaron en Ureña a cinco hombres que transportaban costales con cabezas humanas. El hecho se registró específicamente en el río Táchira, en la frontera con Colombia. 

Este hecho ha causado preocupación entre los habitantes de la zona fronteriza, pues un mes antes también se halló el cuerpo decapitado de Evert Antonio Báez Arenales, de 29 años de edad, que trabajaba como carguero en esa área, plagada de trochas ilegales.

Aunque en un principio las autoridades consideraron que eran hechos aislados, la aparición de nuevas pistas les ha llevado a creer que puede tratarse de un grupo con una función antiguerrillera.

Dentro de los costales en los que hallaron los restos humanos, también se encontraron panfletos de un grupo que se autodenomina Autodefensas Unidas Colombo-Venezolanas. 

Los panfletos se han ditribuidos en barrios deprimidos o de invasión en Cúcuta, al igual que en los municipios venezolanos de Pedro María Ureña y Bolívar Junín. En las redes sociales circuló un video en el que se ve a varios hombres armados exhibiendo cabezas decapitadas.

Y si bien aún no se tiene certeza sobre quiénes integran el supuesto nuevo grupo paramilitar, los cinco venezolanos detenidos habían sido ubicado en una conflictiva zona de Cúcuta conocida como la Isla del Escobal y desde donde opera una temida banda llamada La Línea. 

Este grupo criminal controla las trochas ilegales por donde se mueven el contrabando y el narcotráfico. Ahora también controlan el paso de venezolanos que huyen del régimen.

La Línea es dirigida por Jesús José Hernández Almarza, de 24 años de edad, y conocido como «Causa», según información obtenida por el diario El Tiempo de Colombia. 

«Causa» comanda a aproximadamente 60 hombres y tiene el control criminal de 6 kilómetros de zona limítrofe, comprendidos entre El Escobal, El Cerrito y Boconó, que precisamente colindan por el lado venezolano con Ureña.

“Todavía no está claro si hay o no relación entre La Línea y los capturados en Venezuela con los costales. Pero sí es cierto que todos están buscando confrontaciones”, le dijo a El Tiempo el coronel José Luis Palomino, director de la Policía de Cúcuta.

Lo que sí reconocen las autoridades es que en esa zona existe una fuerte presencia del ELN, que utiliza el territorio venezolano para resguardarse del accionar de los funcionarios colombianos y además ha establecido alianzas con las disidencias de las FARC de la región para expandir su control delincuencial en ambos lados de la frontera.

El director de la ONG FundaRedes, Javier Tarazona, quien viene documentando hace varios años la presencia de actores ilegales en la frontera colombo-venezolana, explicó que las llamadas Autodefensas Colombo-Venezolanas no son otra cosa que personas que pertenecían a otras bandas que han desaparecido. 

“Ellos perdieron el control de las trochas con el ELN y las disidencias de las FARC, y por eso han querido repuntar su actividad ilegal repartiendo panfletos amenazantes y acudiendo a prácticas mafiosas como la decapitación”, explicó Tarazona.

El director de la ONG recordó que partes del cuerpo de Báez Arenales fueron abandonadas frente a una sede de la Guardia Nacional Bolivariana, como una especie de amenaza por el supuesto apoyo que esa fuerza oficial le estaría dando a la guerrilla colombiana.

Aunque aún no se ha confirmado oficialmente, fuentes venezolanas le dijeron a este diario que en la parte colombiana del río Táchira, cerca del casco urbano de Cúcuta, habría fosas en las que podría haber varios de los desaparecidos que se han registrado luego de los enfrentamientos que hay en la zona por el control territorial.


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