Charlize Theron no le teme a las transformaciones. A fin de cuentas, su más memorable interpretación en Monster -que le valió un premio Oscar- le exigió subir de peso para personificar con verosimilitud a la asesina serial Aileen Wuornos en el año 2003. 

Sin embargo, cuando abordó el rodaje de Tully, la flamante película de Jason Reitman escrita por Diablo Cody -con quienes Theron colaboró en Young Adult-, la experiencia fue completamente diferente.

La actriz surafricana de 42 años habló con Entertainment Tonight sobre la depresión que vivió al finalizar la filmación, cuando debió bajar las casi 44 libras que había ganado para el papel de Marlo, una madre de tres hijos sobrepasada por su vida cotidiana. 

A Theron le llevó nada menos que un año y medio ponerse en forma nuevamente, y ese largo periodo la hizo sucumbir en un estado depresivo.

«Quería sentir lo que sentía esa mujer, para poder ponerme en su mentalidad, pero fue una gran sorpresa, fui fuertemente golpeada en la cara por la depresión», explicó. 

Charlize pasó tres meses y medio subiendo de peso antes del rodaje: «Las primeras semanas fueron divertidas porque te sientes como un nene en una tienda de dulces, pero después no fue tan así, terminas de comer y vuelves a hacerlo porque se convierte en tu trabajo, recuerdo poner mi alarma en la mitad de la noche para mantener ese peso», reveló la actriz.

Asimismo, Theron contó que se sintió «muy preocupada» después del rodaje al notar que no podía perder el peso ganado con celeridad. 

«Pensaba que me estaba llevando mucho tiempo, porque en Monster fue distinto. Tu cuerpo es muy diferente a los 27 que a los 42, y mi doctor quiso que me asegurara de eso, y que me tranquilizara», expresó.


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