Humberto Arrieti ofreció un menú cero kilómetro a los comensales que celebraron la fiesta de la vendimia en Bodegas Pomar, la última de la temporada. “Todos los ingredientes que se utilizaron para preparar los seis platos que ofrecimos se producen en Lara excepto uno, el arroz, que llegó de Acarigua y acompañó al cordero criado en el asentamiento campesino El Palaciero, en el municipo Palavecino, que se horneó sobre pencas de cocuy procedentes de la plantación de Cristóbal Sánchez –productor del destilado que se comercializa bajo la marca comercial El Balsamal–en Siquisique”, explicó el chef, reconocido con el premio Armando Scannone 2016 por la Academia Venezolana de Gastronomía.

El plato principal, que se armonizó con Pomar Petit Verdot 2015, también llevó espárragos de Cubiro, champiñones de San Pedro, cebollas de Quíbor y papas, apios y zanahorias de Sanare, agrega Arrieti antes de referirse a la procedencia del resto de los ingredientes que incorporó al menú, entre ellos los camarones de río cultivados en la estación piscícola de Yaritagua, y el conejo silvestre caroreño en terrina, ambos servidos como abrebocas, con Pomar Brut Edición Especial.

¿Entradas? La fría, lomo prensado con conchas de arepa y queso de cabra –Buche, de Las Cumbres– sabores típicos de la gastronomía caroreña, con caraotas en vinagreta de papelón de La Pastora y ají dulce de Quíbor, y microverdes de Agua Viva, de Agropecuaria La Nieta. La caliente, una crema de papas y ajoporros de Sanare con un toque caroreño, el de la tostada de queso de cabra campesino de Baragua, también llevó chorizo ahumado artesanal elaborado por el chef. ¿Vinos? Pomar Rosado y Pomar Blanco, respectivamente, ambos de la línea joven de la bodega.

Arrieti preparó además un granizado de curuba de Sanare con melón y patilla de Bobares que ofreció a sus comensales antes del postre: catalina de Aguada Grande, con el mismo queso mencionado, miel campesina de Río Claro, y fresas y moras de Cubiro, preparación que se acompañó con Pomar Demi Sec.

Cocina cercana

Kilómetro cero es cocina de proximidad. Es comprar y comer los mejores productos que se ofrecen en un radio inferior a 100 kilómetros –acortando distancias entre la tierra y el fogón–y privilegiar los de temporada. ¿Y qué hace que un plato se considere como tal? Que 40% de los ingredientes que lo componen, incluso el principal, sean locales.


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