La primera propuesta gastronómica que se hizo para La Máscara incluía pepitos y hamburguesas; la segunda, sabores asiáticos. Ninguna convenció, pero sí la de cocina mexicana de calle, servida en ambiente de lucha libre, que incluye tamales, tacos, quesadillas y tostadas con acompañantes tradicionales: crema agria, pico de gallo y guacamole.
Enrique D’Lima, chef asesor del restaurante, incluyó en la carta platos para compartir, entre ellos el walking taco, nachos y chili con carne, servido en papel aluminizado, como en Farm Market, en Los Ángeles –explica el cocinero–, chilaquiles de pollo con salsa roja o verde, cebolla morada y cilantro que, como el anterior, se enriquece con los acompañantes mencionados; y elotes, como llaman los mexicanos a las mazorcas de maíz, que se asan y sirven con mayo chipotle, cilantro y cebollín.
¿Quesadillas? La más sencilla complementa la tortilla con queso, cilantro y cebolla morada. Las restantes con cerdo al pastor, pescado rebozado, camarones con pepián o filete de carne de res.
Este último ingrediente también se usa para rellenar uno de los tacos –también los hay de carnitas de cerdo, de porkbelly con chicharrón crujiente, de frijolitos negros con hummus de caraotas, y de tartar de atún– y una de las cinco tostadas. ¿Más? Tamales de pollo, chili con carne y chicharrón. ¿Postres? Tres leches con cajeta, churros con canela y chocolate, y chocochipotle, con helado de mantecado y caramelo líquido.
La oferta de sabores se complemente con dos cervezas, una negra y una rubia, de Lauten, y cuatro picantes hechos en casa: chipotle con tamarindo, chile serrano, arriera y chile de árbol.
El dato. La Máscara está en la segunda avenida con cuarta transversal de Los Palos Grandes y abre de lunes a sábado, de 12:00 pm a 11:00 pm, y los domingos de 12:00 pm a 9:00 pm