Que el esfuerzo que implicó la producción del libro se vea de cualquier modo recompensado, al ser seleccionado como una de las mejores publicaciones de su tipo en el mundo, ya es bastante.

El ron venezolano es apasionante. Es tal vez el mejor spirit de caña azúcar del planeta, si no, uno de los mejores. El contenido del libro es la puesta en orden de años de estudio e investigación sobre el tema. Entrevistas a los actores principales de la industria, a los “maestros roneros”, visitas a las destilerías, notas de cata, viajes… Así mismo he publicado muchas columnas en la prensa sobre el tema y artículos de largo aliento en revistas especializadas en Venezuela y otros países.

Portada del libro “El ron, esa melaza que ríe”

Aunque sencillo y modesto, el libro está muy enfocado en el ron venezolano y sus atributos, en un lenguaje llano y directo, sin mayores rebuscamientos, pero con mucha información sobre los procesos, la destilación, el misterio de la evolución de los alcoholes en las barricas de roble blanco americano, la importancia de las mezclas, los años de añejamiento.

Las principales marcas tienen su respectivo capítulo en el que comparten sus historias y se reseñan todos los rones, desde los más sencillos hasta los más ambiciosos. El material gráfico, parte de la investigación, es de lujo, fue cedido por las casas, sorpresivamente muy bueno y poco o nada explotado por ellos.

¿Por qué nuestro ron es el mejor? Básicamente por su logrado equilibrio. En general, cada atributo está en su lugar: el alcohol, la fruta y los ésteres y congenéricos de los alcoholes, sus taninos y texturas, su paso en boca, su nivel de persistencia, sus sensaciones globales que hacen del ron un todo completo, fino, delicado. Aquí nuestros “maestros roneros” se esmeran como los mejores perfumistas, y logran rones más que interesantes, incluso los más jóvenes y modestos.

Casi 300 años de historia, de experiencia, de éxitos y fracasos, de comprensión de procesos que van desde lo artesano hasta la complejidad de lo industrial, hoy se traducen en calidad y excelencia. Eso es muy importante. Actualmente se cosechan los frutos de una mentalidad productiva que busca resultados superiores.

Las bebidas alcohólicas son un buen negocio si se manejan con criterios racionales alejados del corto plazo. Envejecer alcoholes para el futuro implica otras lógicas de rigor y excelencia, son una apuesta futura que no puedes perder. El éxito del ron venezolano no es azaroso. En él trabaja la mejor gente, desde los maestros toneleros que arman las barricas de roble blanco que vienen desarmadas de Tennessee, luego de haber sido usadas en el añejamiento del Bourbon Whiskey, pasando por ingenieros químicos, industriales, hasta los vendedores que patean las calles, aquí y en el exterior. Se estudia mucho. Se forma el mejor personal humano. Hay esfuerzo y trabajo detrás de cada botella. En el fondo, esa es la baza del éxito. Nada es al azar.

Foto: cortesía de Pampero

Nuestro ron es un animal salvaje, al mismo tiempo lleno de elegancia y fineza, hermoso y rebelde. Es sol y fertilidad. Es trópico y sensualidad. Es libertad, es bochinche, es alegría, es esperanza. Resume y encarna lo mejor de Venezuela y su pueblo, ese que cuando se propone hacer las cosas bien, sencillamente hace las mejores.


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