“Agarré mis ahorritos y me fui a hacer lo que realmente me hace feliz”, dice Juan David Castillo cuando se le pregunta cómo nació el Man de los Chorizos, emprendimiento con el que este joven paisa ha llevado un trocito de Colombia a las redes sociales, donde cuelga las imágenes y la historia personal de cada uno de sus clientes, y a las calles de París.

La travesía de este joven, originario de Manizales, se inició hace cuatro años cuando tomó la decisión de abandonar la vida profesional que llevaba en Colombia y comenzar otra historia en la capital gala con un proyecto innovador. Sus primeros meses como estudiante del francés no fueron nada fáciles para este abogado, que se encontró frente a frente con la realidad que viven miles de migrantes latinoamericanos que viajan al exterior en búsqueda de mejores oportunidades.

“La receta de los chorizos es mía y la desarrollé a partir de los estudios de gastronomía que realicé en Argentina y en mi corta experiencia laboral aquí en Francia”, explica Castillo, consciente de que su producto solo forma parte de un conjunto de ideas novedosas que hacen que su marca sea famosa entre la comunidad latinoamericana que reside en Francia.

Empezó vendiendo en la página Colombianos en París y un día le llevó un pedido a uno de ellos. “Comencé a hablar con él y creo que le di pesar”, agrega el manizaleño, que no pensó que entregar ese pedido y el gesto de ese cliente sería el punto de partida de la creación de todo un proyecto de emprendimiento.

Con su acento paisa típico del departamento de Antioquia, una cuenta en Instagram y otra en Facebook, unos chorizos, la “chorineta» –como ha bautizado a su peculiar bicicleta de reparto– y sus ganas de salir adelante,  Castillo se convirtió en el Man de los Chorizos. Al margen de su producto, lo que más ha llamado la atención entre sus clientes son los relatos que publica en sus historias de Instagram, cuenta llena de humor con cerca de 4.000 seguidores que se han convertido en un canal de comunicación para muchos.

“¡Los chori-anuncios y las chori-noticias son una berraquera!, un éxito. Nadie sabe en qué momento aparecerán en alguna de mis publicaciones”, afirma Castillo a Efe. Con una foto en la que posa al lado de la bolsa de chorizos, seguida de un comentario, el joven colombiano busca compartir las experiencias vividas con sus “chori-fans”. Esta idea le ha permitido darse a conocer en todas las clases socioeconómicas: el producto, dice, no tiene estratos. Desde el cónsul general de su país hasta el colombiano de a pie ha degustado sus chorizos criollos.

Castillo, que vende su producto a dos euros la unidad y diez euros el paquete de cinco, tiene todavía una facturación modesta en los dos años que lleva con su proyecto, pero su éxito en redes ha contribuido a aumentar el negocio. “Estoy haciendo lo que realmente me gusta. Para mí esto no es solo un negocio, es una manera de vivir que a su vez me permite sostenerme económicamente y ayudar a la gente”, asegura. Las aspiraciones del joven latinoamericano siguen creciendo, y espera dentro de muy poco recibir a sus «chori-fans» en su propio restaurante. 


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