En mayo pasado, ron Pampero cumplió 80 años, aniversario que celebraron con una nueva campaña a la que bautizaron Toma las riendas. La fecha es válida para recordar al creador de esta marca perdurable, Alejandro Hernández, un venezolano visionario con una gustosa historia que merece ser conocida. En 1938, junto a su socio Luis Manuel Toro, quien abandonó el negocio a los pocos años, encausó la génesis de esta empresa. En una casa de Quinta Crespo, en Caracas, comenzaron a elaborar rones y vinos de frutas en una apuesta de 15.000 bolívares de sus ahorros y un alambique.

Con esta industria, Hernández no solo elaboró la marca de ron que ahora suma ocho décadas, también produjo oportos y sidras champañizadas de piña o lechosa a la venezolana, vinos de cambur y, en homenaje a la incipiente democracia, idearon el Patria libre con alcohol y cola. También se propuso sembrar y envasar desde tomates hasta jugos de frutas e, incluso, hallacas para exportar.

Su visión dejó legados perdurables. Que ron Pampero aprovechara el lema de Primer añejo de Venezuela no es gratuito. “Hernández trabajó mucho el asunto del envejecimiento. En ese momento no existía o se hacía por seis meses. Él auspició la ley que exige dos años de añejamiento para llamarse ron en Venezuela”, comparte Luis Figueroa, el maestro ronero de la marca, en el libro Ron de Venezuela sobre la ley vigente desde  1954. “Su norte era producir calidad para exportar. Y en 1944 lo logró”, agrega. “Su ron Aniversario nació para celebrar los 25 años de la empresa y la forma de la botella fue idea del fundador. Si se ve con detenimiento parece una tapara, y es reconocible por los venezolanos donde lo tomen”, afirma Figueroa de esta bebida que ahora es parte de las marcas de Diageo.


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