Antes de acercarse al lugar donde aguardan varias plantas del célebre cacao Porcelana, la ingeniera agrónomo Iraima Chacón hace la antesala: “Esto es como entrar a la capilla San Pedro”. Un enjambre de mosquitos, voraces e implacables, son los celosos guardianes de esas plantas en las que prospera el reconocido cacao criollo, de almendras grandes que al abrirlas revelan su blanca pureza. “Este es el único banco de germoplasma de cacao Porcelana del mundo”, dice desde este espacio en Sur del Lago, en la vía Santa Bárbara, con cinco hectáreas y 36 años de existencia, ahora a cargo de Corpozulia. Chacón ha estado allí cuidando esos cacaos de renombre planetario durante 24 años de su carrera. Parte de ellos, los ha dedicado también a buscar en la región distintos cacaos criollos, los más insignes, que son la gran reserva genética del cacao fino de Venezuela. “Al Porcelana lo distingue su sabor y aroma. Dan notas a panela, malta, miel, caramelo y nueces. Es diferente, siempre lo he dicho”. Desde su forma anuncian sus distingos: sus maracas verdes o rojas son casi lisas, a diferencia de los otros cacaos de surcos pronunciados. Allí aguardan, en contadas plantas y también las que se multiplican en un vivero, para quienes apuesten por sembrarlos. “Cuando alguien quiere plantar Porcelana vemos si tiene las condiciones, como la sombra y riego”, cuenta Chacón. “El Porcelana es una leyenda”, sabe Chacón. En la medida en que se multipliquen, sus virtudes podrán ser mejor aprovechadas.

Cócteles con el sello de Tato Giovannoni
Lograr un coctel inspirado en un lugar amerita conocerlo. Renato “Tato” Giovannoni pone en práctica esa máxima en su oficio. El bartender argentino, creador del bar Florería Atlántico, reconocido entre los 50 mejores bares del mundo, autor del libro de Coctelería argentina y de una ginebra, llegó a Venezuela por primera vez con la misión de idear la carta de cocteles para Coco Thai, apostado en el centro comercial Tolón. “A mí me gusta viajar y recorrer, para así bajar en las copas esa experiencia” . Por ello, en cuatro días, pasó de los azules benignos de Los Roques a la ebullición del mercado de Quinta Crespo, con una escala en la isla de Margarita. “Aquí hay muchas cosas bellas. La cordialidad de la gente, por ejemplo”, compartía agradecido. Con ese concentrado de experiencias, ideó varios cocteles con nombre propio y su sello: un Negroni 100% cacao, un coctel bautizado Caracas, la bella, con cambur macerado en ron blanco, granos de café y bautizado de Los Roques a Margarita, con cocuy, tomates de la isla y sal de Los Roques.


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