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Recuerdo cuando en esta columna ponía el precio de los vinos porque no cambiaba durante meses. Luego tuve que optar por clasificarlos como de precio bajo, medio y alto. Hoy me han reclamado que ya no hay precios bajos y que mejor no ponga nada.
Sin llegar a esos extremos, mi tarea es buscar nuevas oportunidades dentro de lo poco que existe en los anaqueles y que sean accesibles a un segmento de los amantes del vino. Entre los vinos españoles, por ejemplo, hay un nombre que puede ser disfrutado sin perecer en el intento. Se llama Belate y viene de Pamplona producido por Bodegas Artajona.
Lo primero que hay que decir es que son de los más económicos que se consiguen por estos días. Segundo, que se trata de vinos jóvenes de baja graduación alcohólica, donde lo que resalta en boca es la fruta sin mayor complejidad.
En otra época serían vinos de granel, cuando se vendían por litros en la botillería si uno mismo llevaba el envase. Tercero, que son monovarietales, el tinto es tempranillo, el rosado es garnacha y el blanco es airén, tres uvas clásicas españolas. Son vino de chateo a las que no hay que exigirle más que frescura cuando están correctamente elaborados.
Otra ventaja que tiene Belate es que también tiene presentaciones de cinco y diez litros, por un mejor precio, algo que deberían considerar en los restaurantes para ponerlo por copa a quienes no pueden pagar una botella. Proceden de diferentes zonas de Navarra por lo que no registran su zona de origen como denominación. A la orden.