Con sus 1.76 metros de estatura y la meta de jugar «en un equipo internacional», trazada cuando aún no tenía edad suficiente para votar o comprar una cerveza, Wuilker Faríñez Aray está rompiendo el molde de los porteros en Venezuela.

Su nombre saltó a la palestra hace un lustro cuando se trasladó a la capital española con sus atajadas y su liderazgo. Probó suerte en las categorías inferiores del Real Madrid, con la esperanza de compartir vestuarios con su ídolo, Íker Casillas.

Quiso el destino que aquella vez regresara al Caracas con los sueños rotos, pero la ambición intacta. En el Caracas, escaló posiciones hasta convertirse en el primer portero y sus buenas actuaciones lo llevaron a la selección absoluta con apenas 18 años de edad.

Este jueves, su apellido volvió a sonar con fuerza luego de ser clave con sus intervenciones para que Venezuela derrotara a Uruguay en la tanda de penaltis y obtuviera el paso a la final del Mundial sub 20 que se disputa en Corea del Sur.

A los 14 años, Faríñez ya declaraba que quería jugar fuera de Venezuela para «ayudar a progresar» a su humilde familia y sacarla de la barriada caraqueña en la que vivía.

En un vídeo difundido en 2012, que los venezolanos recordaron con entusiasmo este jueves, el joven portero aparece declarando estos sueños de adolescente junto a sus padres, en medio de una precaria vivienda de rudimentarias paredes y techo de latón.

Aunque ya en esa época se reconocían sus felinos reflejos, el liderazgo que imponía en la zaga y su seguridad bajo los tres palos, su baja estatura para ser un portero de fútbol generaba pesadas dudas en agentes y reclutadores.

Más aún en una Venezuela en la que marcaban pauta los guardametas jóvenes, confiables y espigados como Rafael Romo, mundialista sub 20 en Egipto 2009.

Pero esas dudas no hicieron mella en su confianza y su «pasión», el fútbol, que conoció a los 7 años cuando su padre le regaló un balón. «Y no lo quise soltar, fue lo mejor que pude tener», recordó Faríñez en el vídeo.

Su ascenso en el Caracas solo puede tildarse como meteórico. La prensa venezolana insiste en decir que el joven portero es el futuro -y presente- dueño del arco Vinotinto.

Faríñez además, escribió una historia personal que lo ata al volante uruguayo Nicolás de la Cruz, con quien ha tenido una lucha de tres rondas en la que el venezolano ha ganado dos.

Durante la primera ronda del Campeonato Suramericano de Ecuador, Faríñez salvó su valla de un penalti que el charrúa cobró a lo «Panenka». Este jueves, el uruguayo se tomó revancha desde los 12 pasos pero en la definición por penaltis fue el venezolano el ganador al atajar el último cobro del centrocampista de la Celeste.

A sus 19 años, Faríñez puede presumir de haber sido el guardameta menos goleado del pasado torneo suramericano y de la actual Copa del Mundo Sub 20. Además, es el único portero con un tanto anotado en la cita de Corea, luego del que metió de penalti ante Vanuatu en la fase de grupos.

Sí, a Faríñez le podrán faltar algunos centímetros, pero calidad y esencia de portero de clase mundial le sobran. Los venezolanos aspiran a que lo demuestre otra vez este domingo, cuando dispute la final ante Inglaterra.


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!