A sus 19 años de edad, el habilidoso atacante venezolano Adalberto Peñaranda apenas está viviendo los albores de su carrera, con un ascenso meteórico y quemando tantas etapas como le ha permitido su talento.

El alto, potente, veloz y dueño de endiablados regates merideño acaparó los titulares en 2015, cuando a fuerza de goles ayudó al Granada español a salvar la categoría en un final de temporada vibrante.

Pero tras esa campaña de debut en la élite del fútbol mundial, y de un fugaz paso por el Calcio italiano con el Udinese, dueño de su ficha, la carrera de Peñarandaparece haber caído en un bache del que no pudo salir este primer semestre del año ni regresando a la Liga española de la mano del Málaga, en el que comparte vestuario con sus compatriotas Rosales, Míkel y Juan Pablo Añor.

Peñaranda arribó al Málaga con el rótulo de fichaje estrella, pero se le notó falto de ritmo, fue relegado al banco de suplentes y finalmente salió de las convocatorias.

Y justo cuando no contaba para el técnico, José Miguel González, en el equipo blanquiazul, el seleccionador venezolano Rafael Dudamel le arrojó un salvavidas y lo convocó a la doble jornada de las eliminatorias sudamericanas de marzo pasado, intentando generar en el atacante «una reacción».

«Apostamos a él, porque nos ha dado grandes demostraciones», dijo Dudamel en aquella ocasión. Tanta fe tiene Dudamel en Peñaranda que lo incluyó en la selección que disputa el Mundial Sub 20, pese a que el jugador no disputó el Sudamericano en el que Venezuela se ganó el boleto a la cita de Corea del Sur.

Y en el Mundial, Peñaranda respondió a la confianza del seleccionador venezolano, dando muestras de su incontestable talento, y siendo una pieza clave en los dos triunfos de la Vinotinto.

Ante la poderosa Alemania, en el debut, Venezuela ganó 2-0 y Peñaranda entregó una asistencia, que Sergio Córdova transformó en la segunda diana de la Vinotinto, tras una veloz carrera en la que acarreó 20 metros.

Contra la modesta Vanuatu, los dirigidos por Rafael Dudamel ganaron 7-0 y Peñaranda se exhibió por espacio de una hora, tiempo que le bastó para marcar un tanto sin siquiera emplearse a fondo.

Y todo pese a reconocer días antes del inicio de la justa de Corea del Sur que sentía «ansiedad», especialmente por el duelo ante Alemania. «La ansiedad siempre la he tenido, (pero) estoy contento de estar compartiendo aquí», dijo Peñaranda.

Mañana, el oriundo de El Vigía dará otro paso para relanzar su carrera, cuando se enfrente a México en la tercera jornada del Grupo B. Pero con Venezuela ya clasificada a los octavos, es posible que el atacante vea solo los minutos necesarios para que su selección se asegure el liderato de la zona, y sea resguardado como ocurrió ante Vanuatu.

Sobre todo porque Peñaranda se recupera de un desgarro del abductor de la pierna izquierda y es posible que ni siquiera alcance su mejor nivel en Corea del Sur, ha dicho Dudamel.

De acuerdo con el seleccionador venezolano, haría falta «un buen acondicionamiento físico» para que Peñaranda recupere su pleno estado de forma, y los tiempos no dan para llevar este proceso a cabo.

Aún así, Peñaranda solo se centra en recuperar su mejor versión, esa que deslumbró a los fanáticos del Granada y que enamoró a sus compatriotas. Y por lo mostrado, está muy cerca de conseguirlo.


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