El niño venezolano Kelvin Mendoza, un jugador de fútbol de Tumeremo, una zona del sur del país que ha ganado notoriedad por la violencia desatada entre bandas por el control del oro, fue escogido para probar en el Millonarios de Colombia, una oportunidad para dar un definitivo adiós a las minas.

Este paso, que sin embargo no significa que el jovencito guardameta de 14 años ya integre las filas de Los Embajadores, en los que milita y es figura su ídolo y compatriota Wuilker Faríñez, emociona a Mendoza, que se ilusiona con vivir del fútbol.

“Di todo por estar aquí, estoy emocionado y esperando que llegue el día de ir a Colombia”, dijo el portero a Efe tras ser seleccionado entre más de 6.000 niños que asistieron al Campamento P.A.N. que organiza el Grupo Polar, la empresa de alimentos más grande de Venezuela.

«Siempre me ha gustado ser portero, hablé con mis entrenadores para que me trajeran acá, allá (en Tumeremo) tengo mi entrenador, pero no es igual que lo que viví en este campamento», añadió.

Tumeremo acaparó los titulares de la prensa venezolana hace dos años, cuando en una masacre al menos 17 personas fueron asesinadas por el control de una mina llamada Nuevo Callao.

La actividad minera siempre ha influenciado las vidas de los habitantes del sur de Venezuela, y más ahora, cuando una plan gubernamental de explotación de recursos conocido como «Arco Minero» pretende transformar la industria y promete dinero fresco, en medio de la severa crisis económica que padece la nación.

El padre del Kelvin, Brisol Mendoza, llegó a probar suerte en la minería, pero hoy ejerce de comerciante, una actividad que dice le permite llevar el sustento a su hogar sin arriesgar la vida en las minas. Ha sido clave en el desarrollo del muchacho, pero ahora entiende que, para que dé un salto de calidad, el joven debe abandonar el pequeño club de Tumeremo, donde siembre se corre el riesgo sufrir la fiebre del oro, como le ocurrió a uno de los primeros entrenadores de Kelvin. El espigado joven, quien está por iniciar la educación preparatoria, comparte sus estudios con el fútbol desde hace unos tres años según recuerda su padre, quien relató a Efe que el viaje desde Tumeremo hasta San Joaquín, en el céntrico estado de Carabobo, fue una «travesía».


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