Brasil e Italia. O lo que es lo mismo, nueve títulos en el Mundial masculino y ninguno en el femenino. Ambos clásicos se enfrentan el martes en Francia-2019, con un fervor desatado por sus equipos nacionales, pero todavía muchos obstáculos que sortear.

Difícil encontrar un sitio para el fútbol femenino en lugares como Brasil, en el que una ley prohibía «la práctica de deportes contrarios a la naturaleza femenina» entre 1941 y 1979, impidiendo a las mujeres jugar, al menos de manera oficial.

Hoy, el fútbol femenino sigue siendo secundario, con respecto al masculino, en el país de Pelé, Ronaldo o Neymar, pero la situación ha mejorado mucho, gracias a los buenos resultados de una selección liderada por el talento de Marta, que ha disputado tres finales de torneos mayores en 15 años (Juegos Olímpicos en 2004 y 2008, Mundial en 2007).

En Italia la explosión del fútbol femenino ha sido mucho más reciente. La victoria de la Azzurra en los dos primeros partidos de Francia-2019 y el pase a octavos, que todavía no ha confirmado Brasil, ha sido un golpe de acelerador definitivo en el país.

Una barrera que cayó. El gol, en el minuto 95, fue una barrera que cayó», señaló el antiguo alcalde de Roma Walter Veltroni, ahora cronista del Corriere dello Sport, tras el cabezazo victorioso de Barbara Bonansea frente a Australia (2-1).

«Ustedes son el gran orgullo de Italia», escribió en Twitter el seleccionador masculino Roberto Mancini, tras el segundo éxito de las jugadoras dirigidas por Milena Bertolini, 5-1 ante Jamaica.

Con buenos datos de audiencia televisiva (3,5 millones y después 2,9 millones) en la Rai2, el partido contra Brasil tendrá el honor de emitirse en la Rai1, por lo que se espera una cifra mayor.

«Estamos ahí, pero siempre lo habíamos estado. Solo que en Italia la mujer debe siempre ganarse el respeto. Lo hemos conseguido. Nos hace sonreír pero también nos da fuerza», señaló Cristiana Girelli tras su triplete frente a Jamaica.

En Brasil el Mundial también está resultando un gran éxito. Por primera vez en la historia, los partidos de la Seleçao femenina se retransmiten en directo por TV Globo, la cadena más importante del país. – Parar en el trabajo durante los partidos.

Otro hecho inédito. Varias empresas han anunciado que autorizan a sus empleados parar en sus horas de trabajo para ver los partidos de Brasil, algo que ocurre de manera sistemática en el Mundial masculino. Pero tanto en el país mediterráneo como en el sudamericano, todavía quedan muchos obstáculos por derribar.

En Italia solo hay 24.000 licencias y las jugadoras no tienen estatuto profesional, simplemente porque no se contempla este derecho, aunque el nuevo presidente de la federación, Gabriele Gravina, tiene como objetivo cambiar la ley.

El sexismo también está muy presente en Brasil, incluso dentro del equipo nacional, con el seleccionador Vadao dejando algunos mensajes polémicos en rueda de prensa. «Cuando entramos en el vestuario, no paran de hablar… ¡Es complicado!» o «a menudo es más difícil calmar a las mujeres que a los hombres».

Campeón del mundo en 1982 con Italia, Fulvio Collovatti se ilustró en febrero: «Cuando escucho a una mujer hablar de táctica se me revuelve el estómago». «Si usted quiere, le explico el fuera de juego, el VAR, el 4-3-3, la defensa en zona y cómo un hombre puede estar limitado en 2019», respondió en Twitter Regina Baresi, nieta e hija de internacionales, además de capitana del Inter de Milán, que acaba de ascender a primera división. «La idea general en Italia es que el fútbol es el último bastión masculino», señaló Bertolini, entrevistada en febrero por la AFP.

«Lamento decirlo, pero entre los mayores hay todavía una mentalidad un poco primitiva, que deja a la mujeres relegada a determinados roles. Pero las jóvenes generaciones son diferentes y las cosas cambian. Lentamente pero cambian», añadió. Un poco más rápido gracias a las espectaculares victorias de Italia en el presente Mundial.


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