Francia debe llevar a cabo recortes fiscales audaces, urgió el primer ministro Edouard Philippe, quien presentó este lunes los resultados de una consulta nacional inédita de dos meses destinada a atajar la crisis de los chalecos amarillos.

«Hay una inmensa exasperación fiscal» entre los franceses, afirmó Philippe en un discurso retransmitido por televisión, en el que detalló las principales preocupaciones de los 1,5 millones de franceses que participaron en esta consulta nacional a través de Internet o reuniones locales.

«Los debates nos indicaron claramente qué camino seguir: debemos bajar los impuestos y bajarlos más rápido», señaló, sin sorpresas, el primer ministro, quien no reveló ninguna medida concreta.

Fue justamente la subida de las tasas sobre el carburante la que desencadenó la revuelta de los chalecos amarillos, un movimiento popular que nació en las redes sociales a mediados de noviembre. Desde entonces, miles de franceses, identificables por sus chalecos fluorescentes, salen cada sábado a protestar en las calles para reclamar una mejora del poder adquisitivo y expresar el hartazgo de las clases populares. No obstante, a medida que pasan las semanas, este movimiento, que se ha visto salpicado por actos violentos, registra una caída de participación. El sábado pasado, el 21º consecutivo de protestas, 22.000 personas manifestaron en Francia, frente a 282.000 el 17 de noviembre, en su primer día de movilización.

Necesidad radical de un cambio 

El debate, convocado en enero por el presidente Emmanuel Macron para buscar una salida a la peor crisis de su gobierno, generó 2 millones de contribuciones en línea y más de 10.000 encuentros locales en los que los franceses expusieron sus principales inquietudes y reivindicaciones.

El mandatario de 41 años de edad llegó al poder en mayo de 2017 con una agenda proempresarial y ha centrado sus recortes de impuestos hasta ahora en las empresas y en los trabajadores de altos ingresos, en un intento de aumentar la inversión y reducir el desempleo.

Francia figura entre los países donde se pagan más impuestos en el mundo, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), con sede en París.

Además de la reducción de impuestos, Philippe dijo que los franceses quieren sentirse más implicados en la gestión del país y en la lucha contra el cambio climático. «Hemos llegado a un punto en el que dudar sería peor que cometer un error, sería una falta», declaró. «La necesidad de cambio es tan radical que cualquier conservadurismo, cualquier timidez sería imperdonable», agregó.

Miembros de oficina del primer ministro han subrayado las dificultades de escuchar a un país altamente polarizado que parecía estar al borde de una insurrección a mediados de diciembre. «Hay algunas cosas que saltan a la vista, pero la realidad es que hay grandes disparidades de opinión en la mayoría de los temas», dijo una miembro del círculo del primer ministro.

Tras este primer balance a manos de Philippe, será Emmanuel Macron el encargado de presentar a mediados de mes las primeras medidas tras una gira de 80 días en todo el país y más de 100 horas de discursos durante reuniones locales. Luego podría ir enumerando sus decisiones hasta el verano, incluso en plenas elecciones europeas del 26 de mayo. No obstante, el presidente tendrá que superar el escepticismo de la opinión pública. Según una encuesta publicada el jueves, 68% de los franceses estima que sus opiniones no serán tomadas en cuenta y 79% piensa que el gran debate no resolverá la actual crisis política y social que sacude Francia.


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