Cuando hace dos semanas se divulgó la información de que el portal satírico El Chigüire Bipolar había ganado el Premio Internacional Václav Havel a la Disidencia Creativa, mucha gente pensó que era un chiste de sus creadores. En un país en el que la realidad supera la ficción humorística que a diario crean desde las oficinas de Plop Contenidos, ¿por qué no bromearían con eso?

Cuando llegó el veredicto del comité del galardón que otorga Human Rights Foundation, las cosas se pusieron más serias.

“El Chigüire Bipolar está desempeñando un papel cada vez más importante en la resistencia contra la campaña implementada por Maduro para suprimir la libertad de expresión. Su humor crudo y análisis riguroso demuestran el gran poder que tiene la sátira al momento de criticar a los regímenes autoritarios”, dijo Garry Kasparov, secretario de la organización que ha reconocido, entre otros, el trabajo de las Damas de Blanco, Ai Wei Wei y la agrupación Pussy Riots.

En 9 años de existencia, en El Chigüire Bipolar no han dejado de hacer lo que saben: humor en serio. Se han convertido desde la sátira en un portal noticioso cuyos retos aumentan con el paso del tiempo. No es fácil hacer un chiste sobre la situación de un país en el que el presidente Nicolás Maduro les pide a unas vacas votar a favor de la constituyente.

“A veces la realidad, como Maduro hablando con los animales, nos complica el trabajo. Tratamos de hacer humor, pero en ese caso la comedia está ahí sin necesidad de hacer un análisis. El reto para nosotros es que a veces la realidad en sí misma da risa. Pero hay otra parte que nos facilita hacerlo porque existe mucha materia prima, así como una audiencia a la que le gusta usar el humor como un mecanismo de defensa y pensar en lo que pasa de esta manera”, dice Oswaldo Graziani, quien junto con Juan Andrés Ravell fundó y dirige el portal.

Por teléfono, ambos confesaron que no se esperaban el reconocimiento y que investigaron sobre el premio. Sí, celebraron pero también lo asumieron con responsabilidad y motivación. Indicaron que, ahora más que nunca, continuarán analizando las noticias desde la sátira.

No han faltado detractores de su trabajo. Hay quienes afirman que el país no ha superado la crisis porque de todo se hace un chiste. Sin embargo, Ravell es enfático al asegurar que tomar las malas noticias con sentido del humor no es una característica exclusiva de los venezolanos.

“Nos gusta reírnos, pero eso no es ni causa ni consecuencia de lo que nos sucede. Como venezolanos nos aproximamos a la realidad de esa manera. En El Chigüire Bipolar no usamos el humor como evasión sino como una forma de confrontar la actualidad. Los chistes que hacemos no necesariamente hacen que te mueras de la risa, a veces te hacen reflexionar o pensar ‘wow, qué fuerte esto’ por lo absolutamente sincero y crudo. El humor sirve para interpretar lo que nos pasa”, expresa.

Hay notas que de alguna manera han sido premonitorias, como la que publicaron el 8 de diciembre de 2016, en la que escribieron que la Sundde sancionaba el taller de Santa y apenas dos días después el gobierno decomisó más de 3 millones de juguetes de Kreisel para ser repartidos por los CLAP.

—¿Es el chavismo así de predecible?

Ravell: —La realidad se vuelve tan absurda que alcanza a la sátira.

Graziani: —Nosotros tratamos de exagerar las cosas, para que lo que escribimos sea claramente ficción. Pero el mismo gobierno nos sorprende y llega a un nivel en el que las cosas que tres días antes eran consideradas un chiste, se vuelven reales. Eso habla mal del gobierno y no dice nada de nuestra capacidad para ver el futuro.

En medio de una crisis política, económica e institucional como la que atraviesa el país, el equipo de El Chigüire Bipolar –que además de Graziani y Ravell, está integrado por Elio Casale, Jesús Roldán, Víctor Medina, Christopher Andrade y Daniel Pérez– intenta ser cauteloso. Aunque a algunos les pueda parecer un chiste, las reuniones son muy serias. Al tener claro los temas que quieren tratar, buscan el ángulo y comienza el trabajo creativo, indica Graziani.

Y Ravell añade que hay momentos en los que hay que detenerse y bajar la guardia. Sin embargo, siempre habrá una salida segura: “Nunca nos burlaremos de los oprimidos, siempre vamos a ir contra el poder”.

—¿Cuáles son los momentos más célebres de El Chigüire Bipolar?

Graziani: —Recuerdo dos. El primero fue cuando Hugo Chávez, en cadena nacional con Evo Morales, mencionó La isla presidencial en buen tono. Creo que le gustaba la serie y que leía El Chigüire (risas). Otro, que nos sigue pareciendo insólito, es cuando el Ministerio de Educación usó una portada falsa que creamos de El Nacional, del 5 de febrero de 1992, para libros de Historia. Ellos la asumieron como real y la publicaron.

Ravell: —Lo más grave es que la publicaron en un libro de Historia del que se imprimieron 150.000 ejemplares. Lo mostraron en VTV. Para nosotros fue un chiste y para ellos su verdad.

El miércoles, Ravell y Graziani recogerán el premio en Oslo, Noruega. Desde ese día, el país tendrá un roedor calificado y galardonado como defensor de los derechos humanos.


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