—Extraña que en esta hora no se haya convertido en cantante de protesta…
—Siempre le canté al amor; en las buenas o en las malas ese sentimiento vence.
—A propósito de su más reciente show Ellas son bolero, ¿uno para las rectoras del CNE?
–Aunque el más reciente fue homenaje a Las Rocío, les canto: ¡Hi-pó-cri-ta-sen-ci-lla-men-te-hi-pó-cri-ta-per-ver-sa-te-bur-las-te-de-mí!
—¿Una melodía para acompañar la entrega de bolsas CLAP?
—Te-en-ga-ña-ron-co-ra-zón-por-ser-hon-ra-do-en-tre-gas-te-tu-que-rer-a-un-ser-mal-va-do…
—¿Un himno para el carnet de la patria?
—¡El-dí-a-que-cru-zas-te-por-mi-ca-mi-no-tu-ve-el-pre-sen-ti-mien-to-de-al-go-fa-tal!
—¿Por quién elevaría el “Ave María”?
—Por mi nación, Venezuela.
—¿En qué son anda el país?
—En son de lucha.
—¿Cuál instrumento desafina en la orquesta que ostenta el poder?
—El director y la orquesta, no pegan un tono.
—¿Una melodía para las presidenciales?
—¡No!-por-que-tus-e-rro-res-me-tie-nen-can-sa-da…
—¿Apátrida?
—¡Jamás!, aquí estoy y aquí sigo.
—¿Recibiría a los Marines con una melodía?
—Di-me-cuán-do-tú-ven-drás-di-me-cuán-do-cuán-do-cuán-do.
—¿También usted detesta el reguetón?
—No lo detesto, su ritmo me encanta, mas no su mensaje.
—¿Cantaría en el balcón del pueblo?
—El día que cante desde ese balcón ya no se llamará así.
—¿El ritmo más sabroso?
—El latino.
—¿Cómo sobrevive una cantante en este país?
—Gracias a su marido.
—¿De no ser cantante?
—Diseñador automotriz.
—¿Se envanece?
—No, el peor defecto del ser humano es la vanidad.
—¿Una locura en el escenario?
—Saludar a un político.
—¿Comulga con la política?
—Comulgo solo en la iglesia.
—¿Se transporta?
—Vivo transportada.
—¿El público ideal?
—Todos, los amo.
—¿El color, sabor y aroma de su voz?
—El color amarillo del araguaney, el sabor de la arepa de chicharrón y el aroma del café recién colado.
—¿Una frustración?
—Ver cómo destruyen a Venezuela.
—¿Se ha sentido opacada en dúo?
—Nuestros dúos siempre han sido armoniosos.
—¿Ha opacado usted?
—Cuando era chiquita, por gritona.
—¿Un temor?
—Que la justicia no se restablezca.
—¿La han mandado con su música a otra parte?
—¡Claro! México, Puerto Rico, Portugal, Estados Unidos, etcétera.
—¿Lo ha hecho usted?
—He recomendado a varios.
—¿Su referencia musical?
—Mis padres.
—¿Una orquesta para cantar?
—Orquesta Juvenil de Venezuela.
—¿Feminista?
—Nunca, femenina sí.
—¿Qué perdió la mujer con el feminismo?
—Ser consentida.
—¿Y el hombre?
—La caballerosidad, la amo.
—¿Un estribillo para la revolución?
—Si-yo-pu-die-ra-bo-rrar-tu-vi-da-la-bo-rra-rí-a…
—¿Otro para la Unidad Democrática?
—¡Com-pa-tri-o-tas-fie-les-la-fuer-za-es-la-u-nión!
—¿Una canción de cuna para “el soberano”?
—¿De cuna? ¡Noo!, más bien ¡des-pier-ta-mi-bien-des-pier-ta!
—¿A quién dedicaría una serenata?
—A mis amigos cantantes.
—¿Un lugar de inspiración?
—El mar.
—De ser animal…
—Sería un caballo.
—¿La ovación inolvidable?
—Teresa Carreño. Día de los enamorados.
—¿Izquierda o derecha?
—Derecha, nunca se me dio la zurda.
—¿Compondría un repertorio socialista?
—¡Claro! Arrancaría con “Ódiame”, de segundo “Mentiras” y cerraría con “Ya la pagarás”.
—¿Un revolucionario de la canción?
—Bob Marley.
—¿A cuál mandatario le cantaría?
—Tendría que resucitar.
—¿Una nostalgia musical?
—Mi bohemia con los compositores amigos.
—Venezuela es un concierto de…
—Anhelos e ilusiones.
—¿Una pareja para bailar en un ladrillito?
—María Corina Machado y Diosdado.
—¿Su primer recuerdo musical?
—La profesora Rugeles y Ángel Sauce.
—¿Una melodía para sobrellevar esta crisis?
—¡No-ha-mal-que-du-re-cien-a-ños-ni-cuer-po-que-lo-re-sis-ta-yo-me-que-do-en-Ve-ne-zue-la-–por-que-yo-soy-op-ti-mis-ta!
—¿Arreglaría esto un arreglista musical?
—Sí, acompañado de un arreglista de valores, un arreglista de educación, un arreglista de justicia, un arreglista económico, y lista esa melodía.
—¿Conciliaría al país con su melodía?
—Sería el clímax de mi felicidad; ojalá estuviera en mis manos.
—¿Qué pasaría en Venezuela si también regulasen los boleros?
—¿Y ya los boleros no estaban regulados?