El teatro hace frente a las adversidades, no se detiene y crece: a partir de enero, y hasta marzo, se celebrará la quinta edición del Festival de Jóvenes Directores Trasnocho.

La narrativa varía, pero en esta oportunidad un tema vigente en el país está presente en la mayoría de las propuestas: la migración.

Esta apuesta por el talento de las nuevas generaciones reúne a ocho directores que mostrarán piezas cuyos textos son adaptaciones de obras de Alemania, Ecuador, España, Estados Unidos, México y Venezuela.

La selección que hizo el jurado es la siguiente: Prohibido suicidarse en primavera, del dramaturgo español Alejandro Casona, que Jorge Roig llevará a escena; la adaptación que hizo Jeizer Ruiz de Cucarachas,del escritor ecuatoriano Cristian Cortez; el texto del estadounidense Eugene O’Neill, Largo viaje hacia la noche, que José Luis Dávila tendrá a cargo, y Andreína Pulidor dirigirá La misión del alemán Heiner Müller.

También escogió a la directora Camila Rodríguez para el montaje de la obra del escritor mexicano Alejandro Ricaño, Riñón de cerdo para el desconsuelo; Edward Parúh pondrá en escena Nueve días de guerra en Facebook, del dramaturgo mexicano Mario Moncada; Martín Dávila presentará Esperando al zurdo del estadounidense Clifford Odets, y Leonardo Mendoza apostará por La máxima felicidad del dramaturgo venezolano Isaac Chocrón.

El Trasnocho Cultural realizó la convocatoria a mediados de 2018. “Recibimos más de 40 solicitudes. Puede deberse a que ampliamos el rango de edad de los participantes, de 30 a 35 años. Además, este año se convocó al crítico de teatro Douglas Palumbo para que formara parte del jurado”, comentó Eva Ivanyi, miembro del comité seleccionador.

“Cada integrante del jurado expone por qué escoge una obra. Es el primer filtro. Luego vienen el montaje y la presentación al público, y a partir de ahí se eligen los ganadores. De los ocho proyectos, otro jurado distinto, escoge dos, y las piezas triunfadoras se mostrarán en la temporada regular del Trasnocho Cultural”, indicó Ivanyi.

El proceso para seleccionar las dos obras ganadoras del festival ocurre paralelamente a la presentación de las mismas. “Un jurado compuesto por Pilar Arteaga, Gerardo Blanco, Sócrates Serrano, Matilda Corral y Vilma Ramia, juzgará las piezas en función de la calidad de la puesta, la dirección, actuación, producción, música, escenografía y vestuario. Tener un jurado distinto funciona, porque es gente que no ha tenido ninguna injerencia con respecto al primer filtro. Ellos se reúnen y luego informan al comité el nombre de quienes, a su criterio, son los ganadores, y con base en eso, se presenta una temporada de sus obras como premio”, agregó.

“Estos son jóvenes que se quedan en el país y apuestan por hacer una labor importante, en un espacio distinto, es decir, el cultural. Apoyarlos es nuestro deber porque ellos son el talento emergente. Gente que nos acompaña y permitirá que el festival viva y se mantenga actualizado. Ellos ya son ganadores, reconocemos todo el esfuerzo y dedicación que se pone en marcha antes y durante cada uno de los montajes. De este festival han salido muchos directores que se han consolidado tanto dentro, como fuera del país y seguiremos apostando por ellos”, opinó Palumbo.


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