La irrupción de elementos sobrenaturales en el mundo cotidiano es una de las definiciones clásicas de la literatura fantástica. En un país como Venezuela en el que existe una realidad tan agobiante pareciera que no hay cabida para el desarrollo del género fantástico en la narrativa. Sin embargo, el crítico y docente Carlos Sandoval, que se ha dedicado a estudiar la historia de la literatura venezolana, afirma que en el país existe una gran tradición de escritores del género. “Muchos creen que ese género comenzó con el libro Tienda de muñecos de Julio Garmendia en 1927, pero en realidad empezó fue en 1841, con Noche de máscaras de Antonio Ros de Olano”, indica.

Los autores consultados consideran que la situación sociopolítica puede servir de inspiración para la escritura de relatos fantásticos que a través de alegorías narren el acontecer venezolano. Así lo entiende el escritor Fedosy Santaella. “Cualquier género sirve para hablar de nuestro mundo. Yo creo, por ejemplo, que la ciencia ficción, la distopía, incluso lo fantástico son una especie de hiperrealismo”, asegura.

El problema no ha sido la creación literaria en sí misma, sino el sistema editorial y la exposición de los escritores. “Si el mundo editorial muere, podemos entonces pensar que los escritores se encuentran bajo dominio, bajo sometimiento de un gobierno que acabó con la economía y la cultura de un país. Por eso, también es importante publicar ya que es una forma de resistencia”, comenta Santaella.

El cuentista Mario Morenza también piensa que en la cotidianidad se puede encontrar fantasía. “Ya nuestro país es una suerte de sociedad cuya narrativa coquetea con el género fantástico. Hay mitos, leyendas urbanas e historias que gravitan en las conversaciones. El Metro es una industria de historias fantásticas. Calibras el oído y escuchas historias ya empezadas y que seguirán cuando te bajes en una determinada estación”, afirma.

Además de escritor, Morenza también es profesor de talleres de escritura creativa en los que ha observado una inclinación por la ficción entre las nuevas generaciones de escritores. “De cada 20 talleristas, 19 quieren escribir narrativa. De estos 19, 15 aspiran a convertirse en escritores exclusivamente de ficción mientras que los 4 restantes, desean curtirse en la crónica”, refiere el docente.

Interés y crisis. La literatura solo puede sobrevivir si tiene lectores. El crítico literario y editor en FB Libros, Roger Michelena, considera que Venezuela siempre ha sido un país lector. “En otra época nuestro consumo de libros llegó a superar al de Colombia y México, y las grandes casas editoriales tenían casa matriz en el país. Tuvimos la red de bibliotecas públicas más completa de la región. Nuestras editoriales estatales fueron ejemplo, como Monte Ávila y Biblioteca Ayacucho”, asevera Michelena.

Sin embargo, a pesar de la crisis en el sector editorial, el interés por la lectura no ha mermado. Todavía existe demanda de textos fantásticos, indica el gerente general de Librerías Lugar Común, Gregorio Chacón. “Sobre todo, el lector joven demanda este tipo de género, y no solo se acerca a obras contemporáneas, sino que busca libros clásicos como los cuentos de Edgar Allan Poe y el Drácula de Bram Stoker. Los lectores buscan obras más allá de las exitosas sagas de Tolkien o Rowling”, manifiesta el gerente. Afirma que el problema es la oferta editorial en el país, porque varios sellos trasnacionales se han ido y los que quedan reducen sus ejemplares.

La escritora y psicóloga Ana Teresa Torres opina que es en la crisis cuando se necesita con mayor urgencia la literatura para que ayude a mantener los valores sociales y culturales. “Si pudiera hacer un análisis psicoanalítico de la literatura venezolana diría que es una narrativa que lucha por sobrevivir”, asevera.

Más allá de la dificultad editorial, la escritora piensa que la lectura puede cambiar la vida de una persona, y hacerla mejor porque ayuda a entender mucho de sí mismo y de los demás. Algunos investigadores están de acuerdo con su premisa, como la profesora de Literatura Lisa Zunshine, de la Universidad de Kentucky, quien se ha dedicado a estudiar la literatura desde una óptica cognitiva. Zunshine cree que leer ficción activa un mecanismo que utilizamos en todas nuestras interacciones sociales, y que se basa en la teoría de la mente que es, básicamente, una habilidad que nos permite comprender el comportamiento de los demás. “Hacemos la misma lectura mental para interpretar a personajes de ficción que cuando interpretamos a las personas que nos rodean”, detalla la investigadora.

Raymond Mar, psicólogo de la Universidad de York, sugiere que la ficción podría ayudar a desarrollar la empatía. “Involucrarse en la perspectiva de un personaje es una práctica que, a la larga, nos lleva a entender mejor a las personas que nos rodean”, culmina el psicólogo.

Referencias del género fantástico en Venezuela

1.     La bestia de Arturo Uslar Pietri

2.     Valdemar Lunes el inmortal de Ednodio Quintero

3.     Sanguinela Gens de Ricardo Azuaje

4.     Sagée de Fedosy Santaella

5.     La densidad de las mesas de Roberto Martínez Bachrich

6.     La transmutación de Otrova Gomas

7.     Cuento áureo de Manuel Díaz Rodríguez


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!