Su frenesí por promover este país no encaja en ninguna escala conocida. El mapa dorado atravesado por un corazón que le brilla en el cuello no será jamás un accesorio fortuito en Valentina Quintero. Además de sus programas de radio Valendeviaje, En todas partes y Cuentos de camino, en febrero saldrá al aire a través del canal IVC la segunda temporada de Dos de viaje –que conduce junto a su hija Arianna Arteaga–, con el que recorre la geografía nacional para destacar no solo las bondades paisajísticas, sino las virtudes agropecuarias, culinarias y artesanales. También acaba de lanzar gratuitamente la aplicación para Android de su conocida guía de viajes, una versión digital que supera a la impresa con constantes actualizaciones y atributos de geolocalización de cada sitio reseñado.

El plan es que esa información esté al alcance de todos, pues la consigna es que cada venezolano comience por conocer cada vez más su geografía. Aclara que no es necesario endeudarse ni apuntar a lo remoto, sino empezar por lo elemental: recorrer a fondo el propio estado, o al menos la propia localidad, para poder ser un guía confiable ante cualquier turista que pida información. “Salir a recorrer las plazas o las iglesias de tu ciudad o ir y venir el mismo día a conocer un pueblo cercano no implica un gran gasto. La idea es que todo el mundo sepa qué tiene cerca y pueda orientar a quien no conoce”. Sugiere señalizar más y mejor cada lugar. Apoyar a los productores locales. Reconocer lo más atractivo y promoverlo.

Desde la perspectiva turística, Quintero considera que controlar los desechos, respetar los paisajes y guardar un buen comportamiento son también excelentes aportes. Ante la crisis, su proclama es que el espíritu sea de reconstrucción, solidaridad y comprensión. “Si estás registrándote en una posada en la que sabes que no está llegando el agua y que la dueña tiene que comprar una cisterna, puedes ser considerado y no bañarte durante una hora. O si hay algo que se puede mejorar, siempre puedes decirlo en privado y con gentileza. Más allá de que estés pagando, puedes ser crítico pero con sentido didáctico, porque la idea es que todos contribuyamos a que las cosas funcionen mejor”, sugiere. “Si lo dices con afecto, es como comenzar a entender el país como tu casa. Tenemos que hablarnos con el cariño con el que trataríamos a nuestra familia y usar los hostales como si fueran nuestro hogar, porque eso es lo que son”.

¿Cómo es el país que ansía? “La Venezuela que sueño es una sin Arco Minero y con un turismo sostenible, productivo, eficiente. Nos hemos estado capacitando para eso desde hace un montón de años y podemos llegar a ser muy competitivos. La inseguridad, el desabastecimiento, el control de cambio o la mala vialidad no son eternas, porque esas desventajas no son producto del país sino de quienes lo dirigen y todo eso es reversible”, sostiene. “Aquí queda mucha gente haciendo cosas muy valiosas. Tenemos una infraestructura increíble de posadas que nos diferencia de otros países y lo que no podemos inventarnos son los tesoros que ya tenemos; lo que debemos hacer es conservarlos. No creo que tengamos que cambiar de gobierno para trabajar porque es mucho lo que podemos ir haciendo. Tenemos que estar listos”.


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