Kevin Jorges utilizó llamas, metafórica y literalmente, para desanudar las aflicciones de una familia. El director, de 28 años de edad, presentará Cara de fuego, el segundo montaje estrenado en el Festival de Jóvenes Directores, hasta el próximo domingo 4 de febrero. El drama, original del autor contemporáneo alemán Marius von Mayernburg, expone una compleja relación entre padres e hijos, que se narra en conversaciones más cercanas a la poesía que al diálogo convencional.

Con una llamarada comienza la historia de Kurt, un adolescente piromaniaco marcado por la incomprensión de su familia. El joven cree recordar su nacimiento y del mismo modo como recrea esa imagen en su mente va dando forma a un mundo ficticio en el que quedan atrapados todos los personajes: padre, madre, hermana y cuñado. La falta de comunicación y la rabia oculta desencadenan un hilo dramático que desenmascara los problemas de esa familia y la de cada espectador que ha ido a la función.

En escena no hay más que una mesa y utilería como libros y platos. Sin embargo, los efectos lumínicos, el dinamismo actoral e incluso, movimientos que desafían la corporeidad de los actores hacen que los asistentes sucumban al pacto ficcional que se plantea a través del desenfreno del joven protagonista, encarnado por Andrés Moros. Completan el elenco Rafael Monsalve, Jesika Moreno, Verónica Fagúndez y Jorge Gordillo.

Jorges maneja una amplia gama de códigos teatrales. Es licenciado en Teatro, mención Actuación por Unearte, y cursó algunos talleres en el Laboratorio Teatral Anna Julia Rojas, en la Compañía Nacional de Teatro y con el director y coordinador de La Caja de Fósforos, Orlando Arocha. Además, tiene varios años sobre las tablas caraqueñas escenificando comedias y dramas. Por todo ello no fue una complicación para él que el texto escrito por el dramaturgo alemán careciera de indicaciones para la puesta en escena.

Jorges consiguió la pieza en un libro de teatro contemporáneo que compró en La Habana, cuando hizo su primera gira con una obra de teatro en el año 2010. “Me gustó cómo se plantea la continuidad, no es una obra convencional. Va tejiendo capas de sentido a lo largo de la narración. El tiempo pasa y los ambientes se van transformando”, indica el director, que aun estando limitado por el contexto económico nacional, logró presentar un montaje en el que, con pocos elementos, transforma el escenario siguiendo las emociones de cada personaje. Las funciones de Cara de fuego en el Espacio Plural del Trasnocho Cultural serán el viernes a las 7:30 pm y el sábado y domingo a las 7:00 pm.


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