La obra reciente de Javier Vivas, joven artista residenciado en Mérida, se inserta en la pintura de tradición abstracto-geométrica, tendencia que sigue teniendo enorme importancia en la historia del arte venezolano desde los pasados años cincuenta. Hoy vemos su vigencia con modalidades nuevas y posibilidades creativas ilimitadas.

Vivas se ha planteado la revisión del concepto de modernidad y su relación con la posmodernidad para la realización de sus pinturas. Esta reflexión distancia su obra de los objetivos netamente formales que distinguen al arte moderno con respecto al de la contemporaneidad. Ciertamente, el geometrismo y el cinetismo iniciados décadas atrás, se han fundamentado esencialmente en las relaciones establecidas entre los elementos expresivos que conforman la estructura formal y material de la obra que inciden en la percepción visual del espectador. Tomando como base esta condición, este artista se ha planteado entonces ‘apropiarse’ de formas (o estilos) de reconocidos maestros del geometrismo para trastocarlas y redefinirlas en su obra personal. Sus pinturas son resultado del diálogo –visual– que él establece con las obras de Alejandro Otero, Jesús Soto, Max Bill, Blinky Palermo, Sol Lewitt, entre otros, artistas que han determinado las distintas series que conforman la actual exposición titulada: Pintura concreta. Con esta nominación, esta muestra se fundamenta esencialmente en la valoración de la pintura como medio, centrándose concretamente en sus valores plásticos. No obstante, como veremos luego, a partir de su apreciación formal, el artista plantea lazos significantes con la posmodernidad.

Cada una de las series –Unstable BarsFormas concretas y Vibraciones inducidas–, realizadas todas en 2017, presenta características diversas que dependen de la lectura de la obra realizada de los maestros del abstraccionismo que le han servido como referente. Así, Unstable Bars es resultado de un minucioso estudio de la serie Ortogonales de Alejandro Otero realizada con papeles coloreados en 1952. Otero, a su vez, basó su trabajo en el de Piet Mondrian para establecer por medio de estas Ortogonales otra propuesta con la cuadrícula. Vivas, por su parte, subvierte la estabilidad de las barras (o franjas) de aquellas Ortogonales al colocarlas en equilibrio precario sobre planos de color. Además de Otero, el artista estudia la obra del suizo Max Bill y la del alemán Blinky Palermo. Del primero, me atrevo a decir, adopta el tratamiento del color puro, brillante y vivaz. Del segundo, Blinky Palermo, el uso del color aplicado a los planos o “campos de color”. Hasta ahora podemos decir que Unstable Bars es una propuesta netamente moderna.

La pregunta que sigue es cómo la obra de Javier Vivas se inserta en la posmodernidad. El tema es complejo considerando que son pinturas abstractas sostenidas ante todo en sus relaciones formales. El posmodernismo, vale recordar, presenta un fuerte carácter historicista debido a la tendencia de los artistas a revisar el pasado. Y, en ese pasado inmediato, está implicado el arte moderno. En tal sentido, es un hecho que el posmodernismo no es sin el modernismo. Se implican mutuamente. La práctica artística asumida por Javier Vivas se basa en este principio. Al ahondar en los procesos creativos de otros artistas, extrae de sus obras los elementos para él necesarios y los lleva a su contexto: el de su contemporaneidad. En el fondo es lo que realizó Alejandro Otero al reinterpretar la estabilidad de las cuadrículas de Mondrian en sus Ortogonales, así como a su vez Vivas lo ejecuta en Unstable Bars con Otero, Bill y Palermo: lleva sus cuadrículas y espacios de color a su contexto inestable.

Por otro lado, en el posmodernismo, señala Arthur C. Danto, se hace “explícita la conciencia de la necesidad del significado”. Sin este, una obra quedaría en “puro formalismo” (1). Javier Vivas pasa de la formalidad moderna a una condición posmoderna al representar estructuras en un contexto inestable. Lo logra mediante la reorganización de imágenes y signos que le sirven como referentes, para reinterpretarlos y generar otras nuevas, acordes a su visión. Visto de este modo, sus pinturas se insertan tanto en el espíritu de la modernidad como de la posmodernidad, por lo que tanto sus consideraciones formales como su contenido semántico –o tejido de significaciones– presentes en ellas mantienen igual importancia.

Pese al equilibrio precario presente en las barras de Unstable Bars, predomina todavía en esta serie la serenidad. Mucho más en Formas concretas. La concreción, y en consecuencia la estabilidad, encarnan el eje semántico de esta serie. Se trata de un conjunto de pinturas de carácter sígnico cuyo referente inmediato podría trasladarse a la etapa formativa de Vivas cuando inició estudios de diseño gráfico. Sin habérselo propuesto de manera consciente, la referencia a las Nenias de Gerd Leufert parece estar presente. Solo que, en este caso, el color en los fondos tiene un rol activo pues realza el protagonismo de la imagen conformada por figuras negras situadas en el centro de la composición. Las imágenes, por su concreción, actúan como emblemas. Figura y color mantienen en esta serie su finalidad netamente abstracta y sin duda moderna.

La situación cambia radicalmente con las pinturas que realiza a partir de abril de 2017, fecha en que la situación política y social en el país comienza a eclosionar. En Sistema rojo, por ejemplo, la ‘serenidad’ desaparece y la composición se torna crítica. Todos sus elementos expresivos: figuras geométricas, color explosivo, entran en crisis mediante el abarrocamiento compositivo. Nada es firme, todo aquí se desestabiliza. Aquella tímida inestabilidad presente en Unstable Bars se convierte ahora en franco desequilibrio. Ya no se trata de remitir a un contexto propio del arte moderno y trastocarlo solo formalmente. Sistema rojo es la respuesta visual ante un contexto explosivo, incierto y perverso que se ha desatado en Venezuela. Es la demostración de cómo la realidad externa permea los resultados artísticos. La trama se torna violenta, irritante por lo que la composición expresamente se satura. Se trata entonces de una abstracción sensible a las situaciones presentes en un contexto real e inmediato.

Ante la duda planteada sobre cómo establecer la relación entre modernidad y posmodernidad, Vivas responde con la condición material y concreta de su propia obra otorgándole sentido bajo un criterio posmoderno.

Notas

(1) “La crítica de arte moderna y posmoderna. Once respuestas a Anna María Guasch por Arthur C. Danto”. En: Artes La Revista, Nº 9, vol. 5, Universidad de Antioquia, enero-junio de 2005 // https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/1329228.pdf

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Susana Benko Curadora e Investigadora de arte. Miembro de la Asociación Internacional de Críticos de Arte. Coordinadora Editorial en Venezuela de la revista Art Nexus.


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