Desde hace dos años, la curadora Lorena González Inneco tenía la idea de montar una exposición con el fin de fomentar el diálogo entre obras pictóricas de artistas de distintas tendencias y generaciones. Así surgió El mañana no existe, una muestra que reúne el trabajo de siete artistas venezolanas, que se inaugurará el domingo en la galería Beatriz Gil en Las Mercedes.

Con la exhibición, González Inneco también destaca que la pintura posee una posibilidad distinta en el tiempo en medio de un mundo sobresaturado de imágenes en las redes sociales. “Vivimos un momento en el que todo ocurre de manera vertiginosa, la memoria es más frágil y estamos angustiados”, señala.

En El mañana no existe se presentan las obras Evanescencias de la memoria en el paisaje del caos, de Corina Briceño; Las magnitudes instalativas de lo inalcanzable, la pintura como volumen, de Marylee Coll; Desandar las semejanzas; convocar a la imagen, de Dulce Gómez; La ficción habla sobre sí misma. Encrucijadas visuales de la representación, de Jeanne Jiménez; Dinámicas sensoriales y agitaciones perceptivas. Las alteraciones lúdicas de un código cromático, de Clemencia Labin; La pintura en proceso y en consecuencia: performance colectivo y activismo, de Diana López, y La abstracción como herramienta para una manifiesto pictórico-político, de Mariángeles Soto-Díaz.

Briceño señaló que con su serie de pinturas del Obelisco de Altamira ofrece una interpretación de un lugar cotidiano de la urbe y homenajea a las víctimas de las protestas y la violencia. “Lo que hice fue deconstruir la plaza basándome en fondos amarillos, que para mí es un color muy importante”, indica la artista.

En el caso de Coll, el problema es el hecho pictórico como volumen; Gómez trabaja desde la necesidad de deconstruir las semejanzas de la imagen; Jiménez aborda la pintura figurativa como problema de la representación; Labin convierte los códigos cromáticos del Zulia, donde nació, en piezas pequeñas con collages; López presenta una serie de obras de Daniel Ceballos que contaron con su supervisión, así como el video de un performance colectivo que produjo en el año 2007 con minusválidos, y Soto-Díaz trabajó la abstracción, pero no como un juego constructivista o decorativo, sino como herramienta para hacer un manifiesto político sobre los problemas sociales y económicos del país.

Las edades de las artistas van desde los 40 años hasta los 70 años. Y los inicios de sus carreras oscilan entre las décadas de los ochenta, los noventa y lo que va del siglo XXI.

El mañana no existe
Galería Beatriz Gil, Calle California, Las Mercedes
Inauguración: domingo 14 de octubre
Hora: 11:00 am
Entrada libre


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