Secuencia 1: El hombre y su X-vocación

Óscar Lucien nace en Caracas el 18 de abril de 1952. De reconocida y amplia trayectoria intelectual, este sociólogo venezolano ha dedicado su vida a comprender y “hacer comprender” los problemas emergentes que afectan a nuestro país desde su vocación de cineasta, fotógrafo, ensayista y docente asociado de la Universidad Central de Venezuela. Aunque está jubilado sus ideas permanecen en constante ebullición. Se doctoró en Ciencias de la Comunicación y de la Información en la Universidad de París 7-Tours, Francia. Cineasta formado en el Conservatoire Libre de Cinéma Français. Ha sido director del Instituto de Investigaciones de la Comunicación (2000-2005), de la Fundación Cinemateca Nacional (1991-1994) y Presidente de la Asociación Nacional de Autores Cinematográficos (1989-1991). En los cargos públicos que le ha tocado desempeñar ha dejado su impronta, la “marca Lucien”. Siendo director del Ininco creó la especialización para el uso creativo de los medios y en su gestión en la Cinemateca Nacional internacionalizó la filmografía del país. Óscar Lucien fue condecorado con la Ordre des Arts et de Lettres, en el grado de oficial, de la República Francesa (1994) y ha sido finalista del Concurso Beca Senior 25 años del EFTI (Escuela de Fotografía Centro de Imagen, Madrid, España, 2012). Actualmente, el profesor Lucien se desempeña como docente en la Escuela de Fotografía RMTF (Roberto Mata Taller de Fotografía).

Secuencia 2: El cine es un ensayo

La filmografía de Óscar Lucien ha transitado el largometraje y el cortometraje, la ficción y el documental, con temas de profunda densidad sociológica y antropológica como Un sueño en el abismo (1991), Piel (1998), Reportaje especial (1988), X-Vocación (1985) y Memorias (1983). Ha llevado a la pantalla el arte y la poesía en obras como Relevé (1987), Retrato del poeta desnudo (1982), El espacio interior de Carlos Raúl Villanueva (2000), Luis Guillermo Villegas Blanco: Un hombre de película (2002) y Carlos Cruz-Diez. La vida en el color (2006). El cineasta Lucien ha pensado a Venezuela desde la mirada de Mariano Picón Salas. Buscando el camino (2001) y desde la óptica de Jóvito Villalba, el verbo hecho política (2008). Me atrevería a afirmar que cada una de las creaciones filmográficas de Óscar Lucien es una suerte de “ensayo audiovisual” que nos invita a meditar sobre la condición humana en su amplio registro de complejidad en donde la libertad, la pluralidad y la diversidad cultural solo es posible en sociedades democráticas.

Secuencia 3: La universidad en sintonía con la sociedad

Los temas fundamentales de Óscar Lucien son el cine, la investigación en comunicación y la situación política de Venezuela, sobre todo, de estos últimos dieciocho años. Siento en su pensamiento las influencias de Mariano Picón Salas y de Oswaldo Capriles Arias. Cito algunas de sus obras: Fiebre, una historia sin tiempo: proposición metodológica para el estudio del film (1985); Cine venezolano: ¿una quimera? (1989); El cortometraje en la encrucijada (1990); Diccionario de cineastas venezolanos: directores de largometraje 1970/2000 (2001). En sus estudios de comunicación destacan estos trabajos: “Democracia o telecracia: That is the question” (1994); “Debemos rechazar el proyecto de ley sobre la responsabilidad social en radio y televisión: propuesta política destinada a ejercer control gubernamental” (2003) y su libro Cerco rojo a la libertad de expresión (2011).

En ocasiones he conversado con Óscar Lucien sobre la relación que debe establecer la universidad venezolana con la sociedad y, en tal sentido, me apremia la necesidad de subrayar dos ideas esenciales que siempre me reitera: que el pensamiento académico debe difundirse, esto es, alcanzar al mayor público posible para fortalecer los valores ciudadanos y democráticos. Que la universidad debe movilizar a la sociedad con sus propuestas humanísticas y científicas con el fin de emprender la urgente reconstrucción de la democracia en Venezuela.

Secuencia 4: El cortometraje en la encrucijada

Óscar Lucien reflexiona sobre la historia del cortometraje en Venezuela a partir de su propia experiencia como cineasta e investigador en comunicaciones. Según Lucien el cortometraje en nuestro país “refiere a ese tipo de cine que arranca a fines de los años sesenta y que, de alguna manera, inaugura la tradición predominante dentro de la producción del corto nacional, aunque es justo reconocer que en la época actual, finales de los ochenta, el peso de esa tradición comienza a ceder”.

Señala también que “Lo más visible del cortometraje venezolano es el documental. Y esta visibilidad se fundamentaba, esencialmente, es sus impactos temáticos, en su vocación comprometida, más que sus propuestas estéticas. Digamos, entonces, que el cortometraje venezolano ha sido mayoritariamente documental, en menor medida de ficción y excepcionalmente de animación, las tres categorías que engloban la gama de nuestras producciones”.

Y sobre el compromiso social del cortometraje nos indica: “Debemos recordar que no podemos divorciar su aparición del contexto nacional e internacional que envuelve su desarrollo. La emergencia de este cine ocurre en momentos de una altísima beligerancia social y política no solo en nuestro país sino en todo el continente. El intelectual latinoamericano que hace cine se siente llamado a participar directamente con su cámara, a tomar partido en lo que acontece en la realidad social y, en definitiva, es una suerte de ética de compromiso, ligada desde sus orígenes al desarrollo del documental, lo que va a caracterizar al cine que se realiza en este país”.

Secuencia 5: Sin comunicaciones libres no es posible la democracia ni el progreso

Y para culminar esta breve aproximación a la obra de Óscar Lucien, subrayaré algunas de sus ideas fuerza que giran en torno a los medios, la ciudadanía y el poder político en sistemas totalitarios:

Sobre el rol de los medios masivos en la sociedad democrática es taxativo: “Los medios tienen una enorme potencialidad para promover la participación ciudadana. La democracia requiere de ciudadanos informados, atentos, críticos, responsables a la conducción política del país, responsabilidad que no puede agotarse el día del sufragio”.

El totalitarismo impone una sola la voz

“Con frecuencia los medios de comunicación son colocados en la plataforma de chivos expiatorios de los males de la sociedad. Desde el incremento de la violencia callejera, la caída de la bolsa, las dificultades diplomáticas, la inestabilidad política, aparecen como responsabilidades casi exclusivas de los medios. Por otro lado, al proclamar el valor universal de la libertad de expresión, otro sector afirma que en definitiva los medios no son sino espejos de cuanto ocurre en la sociedad. Que es preferible mostrar que callar, difundir que silenciar. Este dilema es propio de las sociedades democráticas, pues en los sistemas totalitarios no existe sino una voz única”.

¿Existe libertad de expresión en Venezuela?

“Creemos haber demostrado, o al menos expuesto, pertinente información para responder negativamente esa interrogante: acoso tributario y fiscalización, agresiones físicas, intimidación, autocensura, uso discrecional de la pauta de propaganda del Gobierno, cierre de fuentes de información, cierre de medios, abusivas cadenas, resaltan en el panorama comunicacional venezolano”.

Democracia, medios y representación

“Cuando votamos, derecho esencial de una democracia, cumplimos con un deber primordial, pero sobre todo ejercemos el derecho ciudadano de la participación. Escogemos a profesionales de la vida pública, miembros de los partidos o de otras agrupaciones políticas para que nos representen en el Parlamento, y en otros ámbitos institucionales de ejercicio del poder. En esta escogencia el manejo de información es esencial. Y cada vez más el ciudadano recibe la información a través de los medios de comunicación. Si solamente tomáramos en consideración el descalabro de la educación formal, el analfabetismo funcional, los mínimos niveles de cultura, tendríamos elementos suficientes para valorar con inquietud el papel que juegan los medios, y en particular la televisión, en la información de los ciudadanos. A lo largo del proceso de elección de nuestros representantes los medios son determinantes”.

Cierro con esta idea de Óscar Lucien sobre la recuperación de la democracia en Venezuela y que suscribo plenamente:

“Confío, no obstante, en que el ADN democrático de los venezolanos contenga suficiente fortaleza para resistir estos embates dictatoriales y que en Venezuela podamos recuperar más temprano que tarde las condiciones propicias para la libre expresión del pensamiento, de las garantías para el derecho a la información para, en definitiva, vivir y progresar en paz”.

P.D. Recuerdo la vida del poeta y pintor Luis Luksic, hago Memoria de los habitantes del pueblo de Campoma, Estado Sucre, aún escucho la voz de los bachilleres en X-Vocación, me viene a la mente Alexandra, la bella periodista que hace un Reportaje especial sobre el valor de la democracia, todo esto es Óscar Lucien “a veinticuatro cuadros por segundo”.


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