La película Arrepentimiento (1984, Tengiz Abuladze) cuenta la historia del gobierno de terror de Varlam Aravidze (Avtandil Makharadze), alcalde de un pueblo georgiano. La cinta empieza con la muerte y entierro de este, y continúa con la aparición de su cadáver en el jardín de su hijo, Abel (interpretado por el mismo Makharadze). Espantados, los familiares y allegados envían una orden a la policía para que regrese el cadáver a su tumba y se monte guardia. Sin embargo, el cadáver volverá a aparecer, esta vez apoyado sobre una de las sillas del jardín.

Quien exhuma el cadáver es Ketevan (Zeinab Botsvade), una joven que contará en un largo juicio la razón de su comportamiento. Y es que ella, su familia y amigos fueron víctimas del régimen del dictador. “¡No, no deben enterrarlo! ¡Dejen que los cuervos carroñeros lo despedacen! Enterrarle significa perdonarle, cerrar los ojos ante todo lo que ha perpetrado. ¡Si no lo desentierran, lo haré yo, no lo dejaré en paz!”, declara. Para Ketevan, Varlam sigue vivo. Se cuenta entonces en una serie de analepsis las tropelías, desapariciones y desgracias que Varlam causó a la joven y a sus seres queridos.

Abulazde cuenta esta sencilla alegoría del totalitarismo comunista habiendo escogido a un actor con cuyo aspecto pudo jugar a que se pareciese a la vez a Hitler, a Mussolini y al violador Lavrenti Beria. El título refiere el arrepentimiento que exige Tornike, el nieto de Varlam, a su padre Abel, quien se niega a reconocer en el abuelo un autócrata sanguinario: “Varlam siempre estuvo guiado por los intereses de la sociedad. Sin embargo, a veces tenía que actuar en contra de su voluntad. ¡Tu abuelo nunca mató a nadie con sus propias manos!”. La distancia que instaura el comunista entre los hechos y las ideas que los hacen posibles.

Vladimir Medinsky, el ministro de Cultura del minúsculo zarito –el día 7 fue su cumpleaños número sesenta y cinco, y una muchedumbre salió a propósito de la celebración: gritaba “abajo el zar”–   ha declarado varias veces que apoya el que la momia de Lenin sea enterrada. Keteban, esa anti Antígona, sabe muy bien que mientras el horror del comunismo nos siga rondando no se le debe dar la paz del sepulcro. Debe permanecer expuesto, como quería Lenin que se exhibiesen “no menos de cien kulaks” tras haberlos colgado. O como su propia momia.

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Arrepentimiento (Repentance, hecha en 1984 – estrenada en 1987 en el Festival de Cannes):


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