Marianella Rojas Mata está contenta porque después de mucho tiempo vuelve a salir el sol en Nueva York, la ciudad donde vive desde hace 8 meses. “Me encantan las estaciones, pero lo que no soporto del invierno es que anochece a las 3:00 de la tarde”, dice quien creció a 30 grados centígrados en su Margarita natal.

A la hija menor de Lilian Mata y Rodolfo Rojas la llaman Nella desde pequeña. Y desde entonces tenía claro que su pasión era el arte. “Siempre me vi cantando, actuando, bailando”, recuerda. Pero no fue sino a los 11 años -hoy tiene 28- que se dio cuenta de que aquello era más que un hobbie. Quería ser cantante e iba a trabajar por ello.

Pasaba sus días imitando a Mariah Carey, Alicia Keys, Celine Dion y Christina Aguilera, sus grandes referentes. Sin embargo, nunca le habían dado la oportunidad de hacer un solo en el coro del Colegio Arcoíris de Margarita. Lejos de frustrarla, aquello la motivó.

Habló con sus padres. Quería recibir clases de canto, perfeccionarse, para que un día la tomaran en cuenta en el coro. Y así fue. A partir de aquel momento su voz, dice, fue otra. Logró ser solista, comenzó a cantar en eventos. Un día Margarita comenzó a quedarle pequeña y se mudó a Caracas. Pero sus padres pusieron una condición: estudiaría canto en la Escuela Contemporánea de la Voz a la par que una carrera universitaria. Se inclinó por Comunicación Social en la Universidad Monteávila. Pasó un año y Nella Rojas lo que quería era estudiar música. “Quería ir a una universidad mundialmente reconocida. Hablé con mis padres porque necesitábamos evaluar los costos”. Aplicó en varias instituciones y se decantó por Berklee College of Music, adonde llegó en 2011 y obtuvo títulos en composición y performance.

—¿Qué significó llegar a Berklee?

—Yo estaba tan feliz y tan hambrienta musicalmente cuando llegué a Boston. Yo no me fui del país por la situación política, yo salí porque siempre quise cosas grandes para mí. Y Margarita y Caracas me iban a quedar pequeñas, siempre lo supe. Lo que no quiere decir que estar lejos de tu familia no te afecte. Estuve dos años sin ir a Margarita y ha sido de lo más difícil que me ha tocado. Pero siempre supe a lo que vine. Lo que quería. Llegué y sentí que pertenecía a Berklee, a Boston, una ciudad tan multicultural y musicalmente rica. Me adapté muy rápido. Pero sentí que la universidad es un filtro porque te enfrenta a talentos que no te imaginas. Y es cuando dudas, piensas en todo lo que debes enfrentar. En mi caso, afincó mis ganas de desarrollar mi carrera. Fue mi momento de descubrimiento de mi identidad cultural. Es donde, paradójicamente, me encuentro con mis raíces musicales venezolanas.

Y en ese indagar, investigar, escuchar, apareció “La negra Atilia”, letra de Henry Martínez y música de Pablo Camacaro. La canción a la que Nella Rojas le debe tanto. Interpretando este tema la escuchó el 11 veces ganador del Grammy y profesor de Berklee Javier Limón

El productor español, que ha trabajado, entre otros, con Wynton Marsalis, Caetano Veloso, Juan Luis Guerra, Buika, Andrés Calamaro y Diego el Cigala, se enamoró de la voz de la margariteña y desde entonces no han cesado para ella las sorpresas: los mejores comentarios de grandes artistas, conciertos llenos y una película con el director iraní Ashgar Farhadi, Everybody Knows (Todos lo saben), que abrirá el martes la edición 71 del Festival de Cine de Cannes, donde se escuchará la voz de Nella Rojas en la alfombra roja.

—No es cualquier cosa que su voz se escuche en la alfombra roja de Cannes.

—Lo sé. Y estoy muy nerviosa porque es algo muy grande lo que me está pasando en este momento. Fue toda una sorpresa que al director Ashgar Farhadi le gustara mi voz. Él le pidió a Javier Limón que realizara los temas de la película y así supo de mí. En la película interpreto dos canciones, “Se muere por volver”, que es la que se escuchará en la alfombra roja, y “Cuatro coplas”.

La película de Farhadi, dos veces ganador del Oscar por Una separación (2012) y El viajante (2017), es protagonizada por Javier Bardem, Penélope Cruz y Ricardo Darín. Hasta España viajó Nella Rojas para estar en el set de filmación, realizar una pequeña aparición y ponerle música a la película. Hoy reconoce que fueron días intensos de mucho trabajo. “Los horarios son matadores. Es más esperar que actuar. Son horas y horas de repeticiones. Pero ha sido muy importante para mí. Una experiencia que con todo gusto repetiría. Incursionar en la actuación puede ser un reto para mí. No lo veo tan alejado de mi carrera”.

—Era conocida a través de Youtube, ahora es una cantante que agota funciones y además la escucharán en Cannes. ¿Esperaba esto?

—He trabajado muy duro todos estos años. Y no ha sido fácil por la música que hago, que no es comercial, que no tiene la fórmula para sonar en la radio. Siento que mi misión es traer de vuelta la música de calidad. Esa que la industria se ha ido comiendo por sobrecarga de producción. Agradezco el hecho de haber caído en las manos de Javier Limón y no dejarme arrastrar por lo que suena en la radio. Eso ha sido muy importante, pero ha hecho que el proceso sea más lento. No niego que en los últimos dos años todo ha sido mucho más rápido. A partir de que Javier compuso “Me llaman Nella” todo ha sido extraordinario. Todo ha fluido porque tengo clara mi identidad musical.

—Javier Limón es como el ángel de la guarda de su carrera.

—Hemos tenido una muy buena conexión. Compartimos la misma visión de la música, que tiene que ser acompañada de buenas letras, sin dejarnos llevar por lo comercial. Cantar los temas de Javier ha sido mágico. Con él trabajo más como intérprete que como compositora.

—¿No le interesa por ahora la composición?

—No lo sé. Tengo muchas canciones guardadas. Pero mi forma de escribir es muy diferente a la de Javier. Es otro concepto. Me gustaría sacarlo a la luz, pero en otro momento. “Tu amor es paz” es uno de los temas que canto en vivo que escribí yo. Es una influencia pop, R&B. Una canción muy anglo. R&B es lo que escucho antes de salir a cantar, muchos grupos australianos y británicos. Me he estado empapando de ellos. Mis composiciones se alejan mucho de lo que me ocupa actualmente, que es esa fusión de la música venezolana con la copla andaluza.

—¿Y cómo llegó a esa fusión?

—La conexión con lo andaluz empezó por mi admiración a la interpretación, a la honestidad en la música, la desnudez que se da entre el cantante y la audiencia hoy en una época de tanta sobreproducción. Eso fue lo que encontré en los cantaores flamencos. Y me enamoré, me llegaron muy hondo. Comencé a escuchar a Buika, a Sandra Carrasco, Las Migas, Estrella Morente con sus sentimientos y busco repetir eso. Entonces llegó Javier, comenzamos a trabajar juntos. Y apareció el tema “El fin de fiesta”, uno de mis preferidos.

—Hablan de ti Alejandro Sanz, Franco de Vita, Jorge Drexler, Nacho, Gilberto Santa Rosa, Ilan Chester y muchos otros. ¿Qué se siente recibir tantos halagos y cómo hace para domar el ego?

—A veces no me lo creo porque viene de personas que admiro tanto. Lo de Ilan Chester para mí fue impactante porque jamás tuve un acercamiento con él más allá de escuchar sus hermosísimas canciones. Para mí ha sido una sorpresa que me ha dado mucha fuerza e inspiración, me ha permitido afinar mi credibilidad en que la música de calidad, la de verdad, tiene cabida en este mundo, aunque es difícil.

—¿Cómo administra los aplausos?

—Los guardo en una caja en el corazón. Esta es una carrera muy dura económicamente; muy exigente emocional y físicamente; que te aleja de todo porque no puedes perder el foco. Una carrera de mucha soledad. Y en esos momentos de desesperación, de soledad, busco esos aplausos guardados y me siento bien. Porque esto es una cuestión de persistir y tener paciencia.

Y de aplausos ya sabe Nella Rojas que los más sonoros son los venezolanos. Se lo dijo su amiga Bettsimar Díaz y lo comprobó el 15 de abril en doble función en el Centro Cultural BOD. “Lo de Caracas no lo esperé nunca. No imaginaba agotar y, mucho menos, abrir otra función. De hecho, no quería porque pensaba que no se iba a llenar. Y resultó todo lo contrario. Los aplausos venezolanos son los mejores. Ha sido tremendo, de los mejores conciertos de mi vida. Espero repetirlo pronto”, dice la artista de lo que para algunos fue su presentación en sociedad y para otros un reencuentro con su celebrado talento.

—¿Cuáles son esas canciones que le gustaría cantar y aún no lo ha hecho?

—A mí me gusta mucho Juan Luis Guerra, es un genio. Y de él me encanta “Burbujas de amor”. También me identifico mucho con las letras de Alejandro Sanz. Amo cantar los temas de Simón Díaz y de Ilan Chester. Y siempre termino cayendo en la música de Henry Martínez.

—¿Cómo se imagina en 5 años?

—Por ahora lo que quiero es hacer música, llenar teatros, que es mi gran sueño. Me presentaré en Miami, en México, en Nueva York, en Houston e iré a España. Si se lucha por lo que uno quiere, si se tiene foco, se cumplen los sueños. Es la absoluta verdad.

Nueva York te da y te quita

“Desde septiembre vivo en Nueva York. Esta ciudad y Boston son incomparables. Boston es muy limpia y yo soy maniática de la limpieza. Muy europea. Pero la Gran Manzana ofrece oportunidades únicas. Como artista, es la mejor para estar. Todas las personas deberían vivir cinco minutos en esta ciudad porque serán irrepetibles. Aunque es cierto que te da mucho, también te quita otro tanto. Te exige demasiado, más de lo que piensas que puedes dar. La competencia es impresionante y todo el mundo está por su cuenta, pendiente de sí mismo. Es un lugar en el que uno vive demasiado apurado porque todo sucede muy rápido. Nueva York te chupa mucha energía. En este momento no hay nada que me ate a la ciudad, pero la uso como centro de operaciones. De aquí quiero llevar mi música a todos lados, con el nuevo repertorio que estamos preparando. Quiero beber de toda la inspiración que ofrecen los artistas que hacen vida aquí. Porque en Nueva York lo tienes todo para buscar la musa que se te puede perder de vez en cuando. Yo, en esta ciudad, busco inspiración”. 


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