Un perfil académico del profesor Marcelino Bisbal Enrich diría lo siguiente: Nació en Logroño, España, el 6 de enero de 1949. Venezolano hasta la médula. Licenciado en Comunicación Social (UCAB, 1975). Profesor titular y jubilado de la UCV. Profesor de la cátedra de Sociología de la Comunicación y de Teoría de la Comunicación. Director de la revista Comunicación de la Fundación Centro Gumilla. Director de la Escuela de Comunicación Social de la UCV (1987-1990). Director de los postgrados en Comunicación Social de la UCAB (2004 -2016). Actualmente es Director de Publicaciones de la UCAB y de AB Ediciones.

Como se puede notar Marcelino Bisbal abarca de manera integral los tres pilares esenciales de la vida universitaria: docencia, investigación y extensión. Es un referente en los estudios de comunicación en el ámbito internacional. Inquieto, curioso y estimulante como ser humano. Desde su mirada comunicacional nos ha mostrado, por más de treinta años, un panorama muy versátil de sus intereses temáticos como la semiótica audiovisual y la teoría de la comunicación, el consumo cultural y las industrias culturales, las mediaciones sociales y las políticas públicas. Activista incansable de la democratización de las comunicaciones en Venezuela, su trabajo académico ha sido tenaz en estos últimos dieciocho años de gobierno dictatorial.

Es autor y coautor de diversas obras relativas al campo de las comunicaciones, menciono algunas de ellas: Nicaragua, un caso de agresión informativa (1984); La comunicación interrumpida (1989); La mirada comunicacional (1994); Pensar la cultura de los medios (1999); El nuevo cine venezolano (1980); La ideología como mensaje y masaje (1981); La violencia en Venezuela (1993); El consumo cultural del venezolano (1998); Chávez y los medios de comunicación social (2002); La televisión, pan nuestro de cada día (2005); Hegemonía y control comunicacional (2009); Entre comunicación y periodismo (2008); Autoritarismo comunicacional (2015); La comunicación bajo asedio (2016).

Marcelino Bisbal siempre se la pasa innovando y buscando algo que comenzar. Articula su optimismo con la realidad. Es un investigador pero también un divulgador académico. Recuerdo los Cuadernos de apuntes de la UCV, publicación de notable impacto en la comunidad universitaria.

Quienes hemos tenido la satisfacción de trabajar con Marcelino sabemos de su honestidad, de su dedicación exclusiva a la universidad y de su compromiso frontal con Venezuela. Su barba blanca ya no tan poblada se dibuja como un cura jesuita, pues no lo es. Me lo dijo hace treinta años que tengo conociéndolo. Es un laico, creyente a su manera, que cuando uno dice por algún motivo “Si Dios quiere”, Marcelino responde de inmediato con su sonrisa de bienvenida: “¡Y si Dios no quiere, también!”.

Y con esta contestación nos deja un mensaje muy claro. Que debemos insistir con nuestros proyectos académicos y de la vida pese a las adversidades. Marcelino hace poco dijo: “Aun cuando sabemos que el país se nos está yendo de las manos, tenemos que seguir haciendo las cosas que nos corresponden, eso es fundamental en los momentos de crisis como los que estamos viviendo”. Sus palabras anunciaban la II Feria del Libro del Oeste de Caracas, que se llevará a cabo del 27 de noviembre al 3 de diciembre de este año.

Quiero aprovechar la ocasión para comentar, brevemente, una serie de ideas esenciales de Marcelino Bisbal sobre sus temas de comunicación:

Pensar la cultura de masas

Es necesario retomar el debate sobre la importancia de la cultura de masas en la sociedad contemporánea sin que primen visiones apocalípticas, elitistas y apologéticas en torno a esta modalidad de cultura que responde a la dinámica industrial y comercial de la sociedad de consumo. Al respecto, Marcelino Bisbal señala que “si queremos entender cómo se construye / reconstruyen los modos de vivir, de percibir y de reconocerse en estos tiempos, hay que empezar por clarificar la presencia de una sociedad de masas que se hace dominante en todos los signos que ella ofrece como referentes. Al punto de que la gente, como sujeto social, está cada vez más determinada por la cultura que de allí se desprende y constituye, por lo tanto, una manera distinta de vivir la existencia”.

Pensar la educación y la comunicación

Los educadores deben entender de una vez por todas que es necesario discernir las tecnologías en la escuela para no incurrir en un uso instrumental de Internet y de los medios masivos. Que la escuela debe sintonizarse con la era digital para reforzar los valores democráticos.

En este sentido, Marcelino Bisbal sostiene:

“No ha entendido el aparato educativo que fue hegemónico en un tiempo determinado y que reemplazó a otros aparatos, que él ha sido ahora reemplazado por la cultura de los medios de comunicación masiva industrial. El sistema educativo, frente a las nuevas generaciones, dejó de ser el marco referencial para interpretar la realidad del mundo y de la existencia, dejó de ser la fuente de cultura dominante, dejó de constituirse en el tejido constituyente de la sociedad. De ahí entonces, que tengamos que volver al debate, a la discusión fructífera, sin pensar quién va a ganar pues no tiene importancia saber quién ganará sino más bien lo que nos dice Jesús Martín Barbero: ‘reubicar el debate: ni los medios son el enemigo (o lo contrario) de la educación, ni están destruyendo o sustituyendo a la escuela, lo que los medios hacen es desorganizar la hegemonía de la escuela desafiando su pretensión de seguir siendo el único espacio legítimo de organización y transmisión de los saberes’”.

Pensar la comunicación y la sociedad red

Si lo vemos por el lado deontológico, la responsabilidad social de los medios masivos tradicionales, de los cibermedios y de los mismos usuarios de las redes sociales radicaría en globalizar los valores democráticos. Es una de las tantas maneras de atenuar los fundamentalismos ideológicos en el mundo. “Una lectura de la sociedad actual (advierte Marcelino) pasa necesariamente a partir de los medios de comunicación, de las industrias culturales que los contiene y por supuesto de todo aquel conjunto de nuevos medios de comunicación que trae consigo la revolución electrónica a la que estamos asistiendo. Como vemos, hoy los medios en su sentido más general constituyen el núcleo de la sociedad que estamos presenciando. Somos testigos, menos actores, de una sociedad en donde la comunicación-información se ha convertido en un bien estratégico, en un valor de uso para la producción, reproducción y perpetuación de la misma sociedad”.

Pensar los medios de comunicación en Venezuela

El autoritarismo comunicacional que se ha instaurado en Venezuela en estos últimos dieciocho años niega cualquier tipo de posibilidad de brindar información veraz, imparcial y oportuna sobre los asuntos públicos. Sin comunicaciones libres no se puede planificar ni construir un país democrático.

Siendo así, Marcelino Bisbal es incisivo cuando señala:

“Todos los diagnósticos actuales sobre comunicación e información apuntan de manera muy general que la libertad de expresión no se reduce solamente a la censura directa de un medio, o a poner presos a sus profesionales del periodismo, sino que también existen otros caminos que afectan el derecho a esa libertad cívica. Estos caminos se apoyan en la intimidación, hostigamiento judicial, restricciones administrativas, detenciones arbitrarias de periodistas, uso de información para desprestigio de medios y periodistas…, y limitan en grado importante el ejercicio de la libertad de expresión y de información en nuestro país. Además nos confirman lo que hemos venido padeciendo los venezolanos a lo largo de todos estos días: la censura y la mordaza están al desnudo”.

Solo me queda decir:

¡Larga vida a mi profe… y amigo Marcelino!


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