“El verbo leer no soporta el imperativo”, dijo alguna vez el escritor y profesor francés Danniel Pennac en su ensayo Un antimanual de la literatura. Una frase con la que estarían de acuerdo los amantes de las letras que han decidido organizar clubes de lectura en Caracas.

“La esencia de esta actividad es que más allá de leer individualmente se puede conversar sobre el libro”, cuenta Silma Sánchez, coordinadora de Pasa la Hoja, una iniciativa adscrita a la fundación Cine Jardín creada en 2013.

Pero no ha sido una iniciativa fácil de llevar adelante por la realidad del país. “Anteriormente teníamos 8 encuentros literarios al año, ahora solo tenemos 3”, cuenta María Alejandra Vera, presidente de la fundación, quien agrega que los lectores tienen hoy otras prioridades que no son, precisamente, adquirir un libro.

Pasa la Hoja (@pasalahoja en Twitter) es conocido por sus festivales de lectura, que realiza el último sábado del mes de agosto y al que son invitados autores para conversar con los asistentes sobre sus obras.

Debido al incremento en los precios de los libros, Sánchez ha ideado nuevas dinámicas para continuar con las reuniones. El club comenzó el año 2018 leyendo Casas muertas de Miguel Otero Silva. “Este mes leeremos La niña que se aburría con todo de Leonardo Padrón. Será una lectura colectiva para que las personas no se vean obligadas a comprar la obra”. Y agrega que realizarán cambalaches de libros de manera que los integrantes puedan intercambiarlos entre ellos. “Estamos pensando involucrar a algunos colegios para donar publicaciones a los más pequeños también”, señala Sánchez.

Otra manera de conseguir libros es descargándolos por Internet, menciona Carlos Sandoval, investigador del Instituto de Investigaciones Literarias de la UCV y el coordinador del Club de Lectura de la Biblioteca Los Palos Grandes (@bibliotecaLPG en Twitter). Este grupo se reúne constantemente desde hace cuatro años, cuando estaba al frente el editor y licenciado de Letras Luis Yslas, quien se mudó a Lima el año pasado.

“Toda experiencia en la que uno da y recibe conocimiento es gratificante”, afirma Yslas, quien ya ha comenzado un club de lectura en la capital peruana.

Sandoval e Yslas concuerdan en que el lector venezolano siente una inclinación hacia textos que los saquen de la realidad.

“En la última sesión se postuló por primera vez un material venezolano para discutir”, indica el coordinador del club.

La dinámica del grupo es sencilla: una vez escogido el libro entre todos los participantes, se reúnen un día a la semana para discutir sobre él. “Generalmente, durante la primera clase contextualizamos el texto y en las otras tres profundizamos en los personajes y estructura del libro”, explicó el organizador.

El club está integrado, aproximadamente, por 25 personas muy distintas entre sí. “Hay abogados, farmaceutas, profesores y jubilados, que tienen entre 30 y 75  años de edad”, informó Sandoval.

Pero también hay opciones para los más jóvenes, como el club de lectura Los Comelibros (@loscomelibros en Twitter) del Banco del Libro, al que asisten lectores que tienen desde 13 hasta 23 años de edad. Pero la migración de algunos participantes ha hecho que el grupo disminuya.

La dinámica de Los Comelibros, afirma su organizadora Camila Weir, es distinta a la de los lectores del club de la Biblioteca Los Palos Grandes: los primeros discuten la obra seleccionada por capítulo, mientras los segundos deben haber leído la obra para las sesiones.

El crítico Carlos Sandoval asegura que la motivación de todos los coordinadores de clubes de lecturas es leer y compartir impresiones. “Soy un enfermo de la literatura y esta es mi forma de vida”, expresó. “A pesar de que no hay estadísticas de lectura en Caracas, se ha visto un mayor incremento de clubes en la ciudad”.

Encuentro en la red

El fervor literario también se ha trasladado al ámbito digital. Desde cualquier lugar del mundo los lectores se pueden conectar en intercambiar impresiones. Así ocurre con el grupo en Facebook Club de Lectura (Venezuela) fundado en 2014 por Enrique Manrique, estudiante de Historia de la UCV y de Educación en el Instituto Pedagógico.

El objetivo de Manrique ha sido, desde los inicios, eliminar prejuicios literarios. “Leer best sellers o textos de crecimiento personal puede ser mal visto por personas educadas en el área de la literatura”, dice. “Por ello, quise emprender una discusión digital en la que se pudiera intercambiar opiniones libremente”.

El fundador cuenta la anécdota de una mujer de 75 años de edad, que forma parte de los 5.000 miembros que integran el club digital y comentaba el libro juvenil Cazadores de sombras

Y si de páginas que convocan a lectores se trata, se encuentran Lecturalia, una plataforma en la que se pueden reseñar libros; Tú qué lees, que conecta a usuarios con los mismos gustos literarios; Librarything, foro para discutir sobre temas específicos; y Goodreads, un club que invita a descubrir nuevos libros.

Twitter se une al club

La red social Twitter se ha convertido en un gran club de lectura desde que el profesor argentino de literatura Pablo Maurette invitó a sus seguidores desde su cuenta @maurette79 a leer un canto al día de la Divina Comedia de Dante Alighieri, actividad que ha llegado a ser trending topic con el hashtag #Dante2018 desde el 1° de enero.

En la lectura masiva, que culminó el 10 de abril, han participado lectores de América Latina, España, China, Australia e incluso Papúa Nueva Guinea. Entre los lectores involucrados estuvo el embajador de Italia en Venezuela, Silvio Mignano. “Lo interesante del reto virtual es que incentiva a crear espacios para compartir”, expresa el diplomático, quien dictará un seminario sobre la Divina Comedia que comenzará el 18 de abril en la Librería Lugar Común, que tiene un valor de 800.000 bolívares.

Pablo Maurette ya está recibiendo ideas para comenzar otra lectura masiva en Twitter. Las propuestas serán sometidas a votación mañana. El profesor escribió en un tweet que las obras más nominadas hasta el momento son Don Quijote de La Mancha, Decamerón, Eneida y Martín Fierro.


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