Concebida como una exclamación, un grito apasionado por el arte, comienza hoy la 57ª edición de la Bienal de Venecia con la participación de 120 personas de 87 países. En este evento, uno de los más prestigiosos y antiguos del arte contemporáneo, el país estará representado por una instalación del pintor, poeta y crítico Juan Calzadilla, de 85 años de edad.

La exposición rinde en esta ocasión homenaje a los creadores y destaca el papel del arte en la sociedad. Así la bienal se aleja del tema político que caracterizó su anterior edición, presidida por el nigeriano Okwui Enwezor. De igual manera, se exalta la participación de artistas jóvenes que debutan en Venecia.

“En un mundo lleno de conflictos y sacudidas, en el que el humanismo está seriamente comprometido, el arte es la parte más preciosa del ser humano (…) Es un sí a la vida, aunque a veces un pero está detrás. Más que nunca, el papel, la voz y la responsabilidad del artista son cruciales en los debates contemporáneos”, señala el texto de bienvenida, escrito por la comisaria de la edición, Christine Macel.

Venezuela en Venecia

La trayectoria de Juan Calzadilla está atravesada fundamentalmente por la escritura y la pintura. Su obra se ha caracterizado por tener un sentido sarcástico e irónico, en el que se refleja la crítica social. Es la primera vez que su obra se exhibe en Venecia con una instalación denominada Formas escapándose del marco. Antes había participado como curador del pabellón venezolano.

La exposición compuesta por una compilación de su trabajo desde 1975 hasta la actualidad se convierte en una extensión de la edificación del pabellón. La poesía, los dibujos y los grafismos del artista plasmados en plástico, tela y aluminio cubren las paredes y el piso del lugar.

Además, incluye dos audiovisuales protagonizados por él mismo. En uno de los videos Calzadilla aparece recitando uno de sus poemas y en el otro aparece caminando por Caracas, una ciudad que define como su musa.

Curadores y críticos manejan escasa información sobre la participación de Venezuela en la bienal. Entre varios consultados, solo el investigador Gerardo Zavarce, quien está en Venecia trabajando en otros proyectos independientes, sabe de qué trata la muestra.

“Es muy pobre desde el punto de vista curatorial y museográfico. Lamentablemente, Juan Calzadilla no contó con un acompañamiento (…). Pareciera que se descontextualiza su valor estético en función de argumentos extra artísticos y evidentemente panfletarios”.

El Instituto de las Artes, la Imagen y el Espacio, ente adscrito al Ministerio de Cultura, es el encargado de elegir a quienes participan en la Bienal de Venecia. Con respecto a la selección, Zavarce señala que no fue por concurso. “La escogencia del artista no obedece a una convocatoria pública en el caso venezolano. A diferencia del Pabellón de México, por ejemplo, cuya representación a cargo del artista Carlos Amorales se decidió después de pasar por dos jurados”.

De los países latinoamericanos participantes, Chile se destaca con su obra Werken de Bernardo Oyarzún, compuesta de 1.000 máscaras de madera y la proyección de 7.000 apellidos de la etnia indígena mapuche. Argentina, Brasil, México y Perú también participan en la bienal.

Venezuela fue el primer país suramericano en construir su pabellón. Situado en el Giardini di Castello, el edificio diseñado por Carlo Scarpa fue inaugurado en 1956. Posee un espacio de 70 metros cuadrados, donde se ubican 2 salas iluminadas con luz natural. En 2016 fue restaurado por los arquitectos Javier Cerisola para la Bienal de Arquitectura. Alejandro Otero, Francisco Narváez, Armando Reverón y Carlos Cruz-Diez son algunos de los artistas que han formado parte de la prestigiosa exposición.


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