Una mezcla de sentimientos se apoderó de Jorge Glem cuando estuvo en la tarima del Venezuela Aid Live, que se realizó el viernes pasado en el puente internacional Las Tienditas (Cúcuta, Colombia) con el fin de recaudar fondos destinados a las víctimas de la crisis humanitaria venezolana. El músico se sentía conmovido al pensar en que estaba muy cerca del país y que lo que interpretaba con su cuatro podía haber sido escuchado por algún venezolano al otro lado de la frontera.

“Estaba tan cerca tocando el cuatro que creo que quizás el sonido, de alguna forma, se oía en la frontera y que algunos venezolanos pudieron escucharlo. Al mismo tiempo toqué para tanta gente. Y a ellos les digo que estaba allí en representación de muchos cuatristas y músicos venezolanos comprometidos con el país”, expresa Glem, quien protagonizó una de las presentaciones más ovacionadas de la calurosa tarde en Cúcuta, en la que de acuerdo con los organizadores del evento, se pudo reunir a más de 300.000 personas.

El músico recuerda que el detrás de las cámaras del Venezuela Aid Live no se parecía a un concierto convencional. Los artistas, que usualmente dicen chistes o simplemente hablan del sonido, expresaban su preocupación acerca de lo que ocurre en el país. “En esa oportunidad, como nunca antes, sentí mucha esperanza y, al mismo tiempo, preocupación y tristeza. Los músicos normalmente no hablamos de ese tipo de cosas en la tarima”, agrega el cuatrista.

A pocos metros del espacio que disponían los artistas como camerino, era posible ver algunos de los containers que el régimen de Nicolás Maduro atravesó en la vía para cerrar la frontera y evitar el paso de la ayuda humanitaria. “Era muy fuerte subir a la tarima y luego voltear y ver los containers. Y pensar en el nivel de irresponsabilidad y de maldad para trancar cualquier vía para evitar que entraran esos alimentos y medicinas. Fue un momento fuerte, pero también de mucha unión. Supimos que no estamos tan dispersos como pensábamos”, aseguró.

Uno de los momentos más emotivos fue cuando el público cantó los himnos nacionales de Venezuela y de Colombia. Glem se agarró de las manos con quienes tenía al lado y empezó a llorar. “Estábamos sensibles porque nos sentíamos cerca de la Venezuela libre, la que estamos añorando”, señala.

El músico también estuvo en la frontera en el momento en el que se intentó ingresar la ayuda humanitaria al país. Fue testigo de la represión con bombas lacrimógenas y perdigones y de cuando un agente de las Fuerzas de Acciones Especiales entró a territorio colombiano y retiró su apoyo a Maduro. Cuenta que vio mucha gente herida y a los diputados con la caravana. “Me conmovió ver a las personas diciendo que iban a acompañar los camiones. Decían que no les importaba morir con tal de ayudar a su familia y al país. Lo vi y lo viví, por eso me afectó tanto. Y si antes estaba orgulloso de ser venezolano, ahora lo estoy más aún. Quiero hacer más por mi país”.

El cuatrista regresó a Nueva York el domingo para continuar con su trabajo: acaba de grabar un disco con el trompetista trinitario Etienne Charles, el contrabajista israelí Or Bareket y el cellista francés Vincent Segal. En todas las plataformas digitales lanzó el álbum Stringwise, en dúo con el pianista cubano-venezolano César Orozco. Y tiene previsto participar en el festival Joye in Aiken, en Carolina del Sur. Pero la verdad es que le hubiese gustado quedarse más tiempo para ver qué podía hacer por Venezuela: “No quería volver”, afirma.


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