El 24 de diciembre del año pasado, Miss Venezuela 2018, Isabella Rodríguez, disfrutó de las mejores navidades de su vida en el Hospital J. M. de los Ríos. Esa noche se disfrazó de Santa Claus y repartió regalos entre los niños.

“Yo les dije a mis padres que quería pasar una Navidad allí. Fue una experiencia increíble. También les enseñamos a los niños principios y valores”, recuerda sentada en el despacho de la Quinta Miss Venezuela la caraqueña de 25 años de edad, quien desde que ganó la corona también ha estado enfocada en su preparación para competir en el Miss Mundo.

No oculta su tristeza cuando habla de Harold Alcalá, un niño de 11 años de edad que falleció hace 3 semanas en el hospital, como consecuencia de una insuficiencia renal. Rodríguez era cercana al pequeño, de quien recuerda su inteligencia y su sensibilidad: “Él ofrecía mensajes de esperanza. Era muy noble. Un día antes de su muerte, le pidió a su mamá que ayudara a sus amigos. A pesar de que estaba mal de salud y sabía que se iba  morir, se preocupaba por sus compañeros”.

Vuelve a sonreír cuando habla orgullosa de su barrio, de Petare, y  de su familia compuesta por sus padres, Isabel Guzmán y Julio Rodríguez, y sus hermanos Julio y Merlyn. Por eso lamenta que el 13 de diciembre no pudiera ir al José Félix Ribas para celebrar su coronación como Miss Venezuela junto a su comunidad. Ese día hubo fiesta en todo el barrio. “Pedí permiso para ir, pero no fue posible porque al día siguiente tenía entrevistas y la rueda de prensa. Después fui. No imaginaba que iba a haber tantas personas”.

EFE/Miguel Gutiérrez

Se ha convertido en un ejemplo de superación para las niñas de Petare. “Yo sigo siendo la misma Isabella con corona o sin corona. El cambio lo he visto en las calles por cómo me ven. Los mismos adultos me agradecen por dejar en alto el nombre del José Félix Ribas y por representar al país”, dice.

Es un sueño cumplido, reconoce, porque desde pequeña quiso ser portavoz de su comunidad, un ideal que atribuye al liderazgo de su madre en la zona para organizar y participar en actividades culturales. “Siempre la vi como una líder”, afirma.

A Isabella le gusta ver series en Netflix. De hecho, actualmente sigue La casa de papel con subtítulos en inglés, porque una de las prioridades de su preparación es aprender el idioma. Para completar su formación recibe clases particulares. Le gusta leer, ir al cine e ir a la playa en familia. Una de sus referencias es la artista mexicana Frida Kahlo, por haberse sobrepuesto a las dificultades y convertirse en un símbolo del feminismo.

“Me parece una persona admirable”, dice.

EFE/Miguel Gutiérrez

La noche en la que se coronó Miss Venezuela, en las redes hubo críticas hacia Rodríguez por sus facciones y por la zona donde nació. Pero la esbelta morena no se sintió afectada. Más bien, ese revuelo la ayudó a acumular seguidores en Instagram, lo que a su vez le permitió conseguir donaciones para niños enfermos. “No podemos dejarnos llevar solo por una mujer de ojos verdes o catira. Yo considero que represento a la mujer venezolana, a la mujer que baja las escaleras en los barrios, que se toma su café a las 5:00 am y se va al trabajo en el Metro. Somos un país multirracial, donde hay morenitas, catiras, etc.”.

Considera que para cambiar el país lo primordial es poner práctica valores como la ética, el respeto y la responsabilidad. “Hay que aplicarlos en nuestros hogares. Creo que generarán un gran cambio”.

El 23 de enero, día en el que Juan Guaidó se juramentó como presidente interino de Venezuela, la joven salió a marchar con su madre. Lo hizo para exigir lo mismo que muchos ciudadanos: “Decidimos marchar porque somos venezolanos que queremos un mejor país. Merecemos un país libre y tenemos derecho a la salud y a una buena alimentación”, finaliza.


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