La democracia es la única vía de solución para Venezuela en opinión de su hijo musical más ilustre, Gustavo Dudamel, quien este miércoles pidió que, igual que las diferencias de una orquesta se convierten en armonía al tocar, así debería funcionar un país y el mundo.

Firme defensor de que hay que crear más puentes y menos fronteras, Dudamel presentó en Madrid el concierto con el que debutará en el Teatro Real, al frente de la Filarmónica de Viena con obras de Berlioz y Mahler, y que clausurará la quinta edición de Formentor Sunset Classics, que por primera vez sale de la isla de española de Palma de Mallorca.

«Democracia es la única manera en que podemos salir de esto. Mi pueblo tiene que madurar mucho, porque Venezuela es un adolescente que está construyendo su historia y tiene que pasar por baches; el proceso de crecer es complejo y requiere tiempo, y la solución saldrá de la ciudadanía y de la madurez del pueblo», dijo el director de la Filarmónica de Los Ángeles.

Dudamel no eludió ninguna pregunta sobre la situación política y social de Venezuela, a cuyo presidente, Nicolás Maduro, pidió en mayo de 2017 que rectificase y escuchase «la voz del pueblo» frente a la ola de protestas antigubernamentales.

Eso le costó la suspensión de dos giras internacionales al frente de orquestas de El Sistema, red de orquestas y coros juveniles e infantiles de su país creado en 1975 como una obra social y cultura del Estado por José Antonio Abreu.

El director reconoció que opinar de política es muy delicado aunque defendió su derecho como ciudadano a expresarse y a reclamar a los políticos de su país que se sienten y hagan su trabajo, aparten egos e ideologías y piensen en la gente como él piensa en su público cuando coge la batuta.

Sobre si tiene la esperanza de volver a dirigir la Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela, dijo que los planes siguen en pie pese a las cancelaciones.

«Sigue siendo mi orquesta, la dirijo desde hace 20 años y la relación sigue fuerte. Tengo pensado ir prontísimo al aniversario de El Sistema».

Dudamel recordó que él nació en lo que catalogó como un proyecto maravilloso y mágico que ha sobrevivido con abundancia y con crisis y ha traspasado fronteras, por lo que supone un símbolo de esperanza ver a un niño con un instrumento en sus manos, recibiendo la educación que merece.

Aunque reconoce que Venezuela está cruzando un tiempo difícil, de mucha complejidad, se mostró convencido de que Venezuela saldrá de la situación si cada uno desde su profesión, como él hace desde la música, seguir construyendo.


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