Hace dos semanas se abrió un debate sobre el origen del chavismo por Twitter. Se formulaba entonces una pregunta a la que no se logró dar respuesta: “¿Cómo llegamos hasta aquí?”. Algunos usuarios de la red social señalaron a la Universidad Central de Venezuela, por su tendencia a fomentar una educación de izquierda, de ser la responsable por la formación de algunos líderes del chavismo, como Elías Jaua y Jorge Rodríguez. Pero fueron muchos los profesores, egresados y alumnos de la institución fundada en 1721 que rechazaron estos argumentos. La docente Gisela Kozak, catedrática titular de la UCV, expone su posición.

—¿La UCV es de izquierda?

—A diferencia de otros regímenes políticos, el socialismo es una creación de intelectuales que se proponen no solamente pensar el mundo, sino transformarlo. En la contemporaneidad, el conocimiento no tiene valor tanto por sí mismo, sino por su posibilidad de ser aplicado, lo cual ejerce especial presión sobre las ciencias sociales y las humanidades. No es casualidad, entonces, el éxito del marxismo entre la gente de ideas, siempre atenta a la posibilidad de que el conocimiento se materialice en cambios. Aquí reside una de las tantas explicaciones del porqué las facultades de Ciencias Sociales y Humanidades les han dado un espacio preferente a ese pensamiento desde el siglo XX, tanto en Venezuela como en el mundo occidental. La UCV, como el resto de las universidades autónomas del país, no ha sido la excepción y, efectivamente, se convirtió, sobre todo en los años sesenta y setenta, en el refugio de hombres y mujeres de izquierda que no vieron materializarse la revolución socialista en el país. Pero en estas mismas décadas, esta casa de estudios siguió trabajando e investigando, como lo demuestran sus miles de egresados y sus importantísimas aportaciones en todas las ramas del saber.

—¿La izquierda es culpable de los defectos de la UCV?

—Sin duda, esa izquierda de los sesenta y setenta le hizo mucho daño al prestigio de la institución y al debate pluralista que debía reinar en ella. De esta época quedaron rémoras, pues la UCV se convirtió en una suerte de familia sustituta que debía de proveer comida, beca y transporte al estudiantado y tolerar a alumnos de bajo rendimiento. Esto es tan cierto como que también han existido docentes cuyo genio y obra han honrado a la UCV y al país, y estudiantes de extraordinario brillo y compromiso. No es culpa de la UCV si ese par de comunistas llamados Jorge Rodríguez y Elías Jaua egresaron de sus aulas; tampoco es culpa de la Universidad Simón Bolívar que Ernesto Mayz Vallenilla, su fundador, haya apoyado a Hugo Chávez Frías en 1998.

—¿La UCV ha sido una escuela de cuadros marxistas?

—A partir de los años ochenta y noventa, el marxismo retrocedió en las facultades de Ciencias Sociales y Humanidades en la UCV y se convirtió en una corriente más, al tiempo que ganaron espacio otras tendencias. Quienes afirman que la UCV en los últimos 30 años ha sido una “escuela de cuadros marxistas” mienten por ignorancia o mala voluntad.

—¿La UCV es la cuna del chavismo?

—Los ignorantes que pregonan que la UCV es la cuna del chavismo se olvidan de que este se gestó en los cuarteles. Que profesores de distintas universidades, la UCV incluida, se hayan convertido en funcionarios de primera fila de la revolución no significa que todos los ucevistas seamos comunistas o chavistas. En definitiva, los militares son la casta dominante en la revolución, no los egresados de la UCV.

—¿La UCV es “estatista”?

—Ciertamente, su carácter de universidad pública la hace proclive a ideas más cercanas al estado de bienestar con sus prestaciones en salud y educación, lo cual puede ser visto como que “promueve el estatismo”. Como liberal cuyos intereses políticos primordiales son los individuos y los derechos humanos en un clima de pluralismo ideológico, pienso que la universidad pública y la autonomía son temas a debatir en profundidad. La UCV ha sido víctima de la revolución bolivariana hasta el punto de que la considero un organismo en hibernación, que espera por mejores tiempos; si fuera tan de izquierda como pregonan sus detractores, la tiranía no la odiaría a muerte.

—¿Las venas abiertas de América Latina es una lectura obligatoria en la UCV?

—La especie que rueda en redes sociales acerca de que Galeano es lectura obligatoria en el presente “en muchas escuelas de la UCV” es mentira, y no se puede inferir de este chisme irresponsable que mi Alma Mater se quedó en el pasado en cuanto a los programas de estudios de cada escuela.

Para entender la crisis

Gisela Kozak Rovero es escritora y profesora titular de la UCV, en la que trabajó 25 años. Reside actualmente en Ciudad de México. Entre los libros para entender la revolución bolivariana recomienda Del buen salvaje al buen revolucionario, de Carlos Rangel; La herencia de la tribu y Nocturama, de Ana Teresa Torres; Apaciguamiento, de Miguel Ángel Martínez Meucci; La renta y el reclamo, de Diego Bautista Urbaneja; Civiles, de Rafael Arráiz Lucca; La neolengua del poder en Venezuela, de varios autores; El hombre que amaba a los perros, de Leonardo Padura; Memoria del mal, tentación del bien, de Tzvetan Todorov, y Los orígenes del totalitarismo, de Hannah Arendt.


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