Acaba de ser publicado Diarios de Rehab, de José Antonio Parra. Escrito en forma de diario y de testimonio, esos dos géneros donde lo experiencial se convierte en la materia prima de la creación, el libro expone el proceso de desintoxicación y rehabilitación del consumo de drogas del mismo autor. Parra, con extraordinaria honestidad, expone su tránsito de más de un año por una “comunidad terapéutica” hasta su total rehabilitación y su reinserción en la sociedad.

Sin detenerse en el éxtasis producido por la adicción, en cualquiera de sus formas, desde narcóticos, pastillas tranquilizantes, alcohol o cigarrillos, el autor va a recalcar su aspecto sombrío y va a ir narrando el paso por las diferentes etapas de un proceso que lo conduce a la sobriedad. Hay un dolor inmenso en ese proceso, pero también hay un importante reconocimiento del ser, un re-nacimiento, una construcción de un nuevo yo, muy distinto al “yo adicto” destructivo.

Un día alguien llama a su ex esposa porque encontraron al adicto desnudo en la calle. Ella lo traslada a un lugar de desintoxicación y, después, a la casa donde haría una rehabilitación antes de poder volver al hogar. Al principio hay negación y es solo en presencia del terapeuta que el adicto toma conciencia de que ha caído en lo más bajo del consumo y de que, de no aceptar rehabilitarse, el único camino que le queda es la calle y la mendicidad. En ese momento ninguno de sus familiares está dispuesto a acogerlo de nuevo. Cansados de una vida de sube y bajas, que los lleva desde hospitalizaciones por sobredosis hasta recogerlo en calles y plazas públicas, y de soportar una gran cantidad de ira hacia ellos, los familiares han decidido darle una última oportunidad. Entonces ocurre el hundimiento del mundo para el adicto, ese vivir trágico que conduce al ser humano a “darse cuenta”, es decir, a la toma de conciencia de su frágil realidad inmediata, del grave lugar, o no-lugar, en el que se ha colocado por su propia torpeza, reconocimiento fundamental que es el paso previo a toda recuperación exitosa.

El autor explora a través de la memoria, que aparece por momentos para aportar claridad al proceso y apoyar la toma de conciencia, la ruptura temprana de sus vínculos afectivos más primarios, el rechazo a la vida de pareja, que no fuera por razones distintas a las del consumo juntos, la temprana experimentación con sustancias narcóticas, su inmersión en los lugares más sombríos de la ciudad, lugares donde acudía en busca de los dealers, los vendedores de droga, el aislamiento progresivo del mundo hasta lograr quedarse en su cuarto solo con la sustancia adictiva, pero sobre todo el autor explora el dolor en todas sus manifestaciones. Todo duele, la vida misma, el contacto humano, también la soledad. El adicto es mostrado como un ser que ha experimentado el éxtasis divino y busca afanosamente repetir esa experiencia que, el mismo autor asegura, solo se logra la primera vez y, de ahí en adelante, solo implica repetir el hastío.

Diarios de Rehab es la historia de un superviviente, es el testimonio de una vida salvada en medio de tantas otras perdidas o aún luchando contra el monstruo del consumo. Es una lucha difícil, muchas veces abortada porque es la misma sociedad actual la que va a estimular el consumo. Inmerso en un mundo de necesidades creadas, el ser humano contemporáneo evade la realidad última de su existencia, su soledad, su precariedad, su mediocridad, su abandono, a través de todo tipo de consumo. No solo a través de la adicción a sustancias narcóticas sino a toda clase de enganche compulsivo, a las compras, a la comida, a las relaciones conflictivas, al sexo, a las fiestas, a las redes sociales, a las “medicinas de por vida”, muchas veces recomendadas para favorecer al laboratorio y a su cumplimiento de metas financieras y no al paciente. Todos ellos reflejan una huida de la realidad y el querer acceder al poder por cualquier medio.

Ese fue el caso de Tántalo, quien fue condenado por los dioses al Hades. El castigo consistía en permanecer amarrado en un pozo lleno de agua de la cual nunca podría beber porque cada vez que tenía sed las aguas misteriosamente bajaban hasta que le era imposible alcanzarlas con su boca. También pasaba hambre porque la rama sobre su cabeza, llena de frutos, se elevaba cada vez que alzaba la boca. Tántalo había transgredido por ambición, por querer entrar en mundos prohibidos a los mortales y querer compararse a los dioses haciendo una imposible fiesta para ellos y queriendo comer ambrosía, alimento vedado a los mortales. Tántalo es la metáfora griega del adicto, ese que “se sale de sus límites” olvidando su propia y precaria condición humana.

El autor se introduce sin traspiés en la compleja alma del adicto que necesita con urgencia esos límites. Expone las durezas del camino de rehabilitación, pero también la luminosidad, la ayuda que proviene de personas solidarias, como su terapeuta Carlos, la dueña del centro Sofía, su ex esposa, su madre y otros internos de la “comunidad terapéutica”. En el claroscuro de la existencia logra aferrarse a la vida y hacer de ella algo que tenga sentido. Se transforma, se pone a leer y a escribir, se vuelca en el ejercicio físico, se divorcia, se muda, busca un empleo y comienza a saborear la sobriedad y sus grandes beneficios.

Otros personajes aparecen en los diarios, interesantes personajes basados en algunos de sus compañeros de rehabilitación, que establecen vínculos con el adicto y que tienen también interesantes historias con el consumo y su rehabilitación. Algunos establecen vínculos de solidaridad y otros son hostiles, como pasa en la misma vida. La comunidad del Rehab se convierte así en el espacio psíquico de un proceso significativo de comprensión de la vida, pero sobre todo del logro de la propia libertad de elección que conlleva la sobriedad. A partir del egreso ya nunca más se buscará establecer vínculos con otros adictos y se pondrán en “cuarentena” muchas situaciones y lugares que puedan inducir la recaída.

Sin duda el libro será leído por muchos porque refleja una problemática actual como es el consumo de drogas y la posibilidad de rehabilitación. Como espejo del mundo muestra la vía hacia lo luminoso en un mundo en decadencia. Muestra que es posible salir del consumo y llevar una vida plena. No es, sin embargo, un libro ejemplarizante, no hay que buscar en él una guía de autoauyuda, no está lleno de consejos del buen vivir. Es un ejercicio literario en el que el autor hace un doloroso reconocimiento a la vulnerabilidad del ser humano, pero, también, a su grandeza.

Diarios de Rehab fue publicado por OT editores en 2017.


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!