Una joven de 28 años de edad, con una baraja en su mano, de pie ante el jurado, el público y las pantallas de millones de hogares alrededor del mundo. Concentrada, va tirando sus cartas sobre una mesa y narrando la historia de su propia vida de emigrante. El acto seduce al jurado y sobreviene un éxito inesperado. La joven en cuestión es la venezolana Dania Díaz, pero su carrera no comenzó allí.

Díaz nació Punto Fijo, donde asistió al Instituto Juan XXIII, mientras su madre trataba de lograr que alguna manifestación artística la sedujera. Aprender largas poesías para recitarlas frente a la familia, bailar danza, hacer música; en nada la niña fijaba más allá de unos meses su atención. Hasta que una tarde observó en la televisión a un ilusionista y pensó: “¡Con esto sí los voy a sorprender!”.

Su interés por la magia se mantuvo durante su infancia, pero no era más que un juego. Mientras estudiaba su licenciatura en Turismo en la Universidad de Falcón, comenzó un negocio de animación de fiestas. En uno de los primeros trabajos, su vida dio un giro: encontró a otro mago que volvió a causar en ella el mismo asombro que le produjo aquel ilusionista en la televisión cuando ella era una chiquilla.

Así se convirtió en asistente de magia, un oficio que practicó durante tres años, y de ese modo se dio cuenta de que vivir de la ilusión no era un sueño. Se ejercitó y estudió para mejorar sus habilidades hasta que tomó la decisión de ser maga: “Me fui metiendo hasta que no pude salir. La magia me atrapó y se convirtió en mi pasión, en mi profesión”.

Al comienzo, no fue fácil. Cuando la joven se presentaba en fiestas, los niños le preguntaban: “¿Y dónde está el mago?”. Pero, a pesar de eso, al terminar sus presentaciones el eco de boca en boca comenzó a surtir efecto y cada vez más la llamaban para participar en nuevas celebraciones, hasta que la crisis económica venezolana se hizo insostenible.

“Yo sentía que en el país ya no tenía las herramientas para crecer como artista. No se trata de comprar una baraja de cartas y ya. Quería viajar a congresos, conocer otros magos, estudiar magia”, agrega.

Entonces llegó el momento de decidir entre un empleo clásico o el arte: “Vivir de esto en Venezuela parecía inviable. Cada vez veía más cercana la idea de buscarme un trabajo relacionado con mi carrera, pero tomé la decisión de irme antes de hacer algo que no me apasionaba”.

Una maleta de magia y otra de ropa fue lo único que se llevó Díaz cuando partió sola a Colombia, hace cuatro años. “Allí me recibieron algunos amigos magos que me ayudaron muchísimo. En todo este camino, sin los magos no hubiese podido sobrevivir. Me han abierto las puertas de sus casas, me han alimentado y me han dado trabajo”, confiesa. En ese país estuvo solo seis meses. Luego partió a Panamá, donde asegura que es más difícil vivir de la magia porque allí no es muy apreciada.

No obstante, ahí comenzó a hacer un video blog en su canal de Youtube llamado “Las crónicas de Dania” en el que documenta su carrera: “Me sentía muy sola y tenía la necesidad de hablar con alguien, así que las redes se convirtieron en mi compañía. Mi papá y el resto de mi familia, que se quedaron en Venezuela, lo veían y me hacían comentarios; era como vivir todo con ellos a distancia”.

En 2016 viajó a la edición 34 del Congreso Nacional de Magia, que se realizó en Granada, España. Allí recibió un premio en la categoría Magia General de Escenario y quedó con ganas de volver. Hace un año lo hizo definitivamente y en septiembre de 2017 fue contratada para el Festival Magia al Día. “Vine a España para ver si el país me brindaba otras oportunidades y resulta que han sido muchas. Madrid es la cuna de la magia. Actualmente tengo una obra llamada Abracadania. Y solo a tres meses de mi llegada, surgió lo de Got Talent”, relata.

El proceso de adaptación en España fue mucho más rápido para la venezolana “porque ya tenía práctica”. Comenta que la gente la ha tratado muy bien y aunque ha pasado momentos difíciles en los que el dinero no le alcanzaba, no se arrepiente de vivir de ilusiones: “Una vez alguien me dijo que con la magia nunca iba a pasar hambre, y es verdad. La magia me ha dado tantas cosas que siento que le debo mucho a este arte”.

Sin embargo, le agobiaba tener que repetir todo el proceso de darse a conocer. “Para mí era vital llevar mi magia a otro nivel, necesitaba un atajo”. Entonces la llamaron de Got Talent España y a pesar de las dudas e inseguridades, decidió participar. “Tenía que mostrarle al mundo quién es Dania, de dónde viene y cómo llega a España. Todo con la idea de resaltar lo bonito de mi país”, recuerda.

La ilusionista afirma que la magia es la madre de las artes, por eso la fusiona con música y con textos. “Escribir y desahogarme es una misma necesidad. Además, me gusta dejar una reflexión a través de las historias que le cuento al público”. Piensa que el espectáculo debe ir más allá de entretener, tiene que dejar algo a la sociedad.

La maga cree que nada puede salir mal si hay constancia y disciplina de por medio: “Yo me entregué por completo a la magia y ella no me falló, me regresó todo lo que le había dado”, refiere luego de haber recibido el Botón Dorado que la lleva directamente a la final del concurso Got Talent España, que se celebrará en abril.

Asegura que nunca esperó materializar el sueño de ser reconocida, al menos no de una forma tan abrupta: “Ha sido inesperado, todos los días es una adrenalina constante: la cantidad de mensajes que me llegan, las entrevistas. Estoy por las nubes”. La exposición también ha obligado a Díaz a lidiar con los comentarios negativos, pero el hecho de que su arte llegue a donde debe ir es suficiente satisfacción para ella.

Cuando piensa en Venezuela prefiere recordar los buenos momentos. Cree que el país está lleno de deseos de resurgimiento de las cenizas como fénix: “Así lo veo desde lejos, me gustaría volver y vivir esto tan especial con mi gente. Eso es lo que más anhelo”.


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