Los dolientes reaccionaron. La noticia del cierre de Discovery Bar no solo provocó que muchos expresaran a través de las redes sociales su solidaridad, sino que derrocharan también líneas de nostalgia por un pasado mejor.

El local se convirtió en emblema de una movida musical cada vez más exigua por la crisis. Formó parte de varios establecimientos que tuvieron ese espíritu diferenciador, de alejarse de los ritmos tropicales más populares, para dar cabida al rock, al reggae y otros sonidos no tan comerciales. De hecho, la Movida Acústica Urbana inició sus andanzas en Discovery Bar. Sobre esa tarima, los miembros del proyecto se sintieron al principio fuera de lugar porque era un espacio para rockeros, pero se fueron ganando al público y forjaron una tradición.

A pesar de la crisis, el establecimiento todavía era rentable. “No como antes, obviamente; pero sí se le sacaba ganancia”, dice Fabio Centeno, dueño del local que fundó hace 13 años y 9 meses.

Relata que los primeros años se enfocaron en ese público que buscaba música para bailar, pero luego migraron a una oferta rockera. “Quisimos un público que nos permitiera tener un mayor control, aunque a veces se nos escapaba”, afirma el empresario, quien ahora evalúa opciones para no dejar morir una marca establecida en el imaginario de una generación.

“El cierre no ocurrió porque no pudiéramos más. Nosotros éramos inquilinos del edificio propiedad del Impres, que poco a poco empezó a vender espacios a Seguros Pirámide. Nunca nos notificaron como inquilinos de su intención y entablamos una demanda en tribunales hace más de siete años. Mi hermano llevaba el caso, pero murió el año pasado. Por temas económicos y otras circunstancias decidimos llegar a un acuerdo”, cuenta Centeno. “Nosotros nunca cambiamos nuestro estilo. Nunca sonó reguetón, excepto en esos primeros años”, agrega.

Juan Carlos Ballesta, editor de la revista Ladosis, señala que ahora son menos los locales en Caracas para presentar música en vivo vinculada con el rock y el pop. “Están El Molino, Teatro Bar y La Quinta Bar, que han mutado. Este último, por ejemplo, sigue siendo bastante concurrido; pero hay distintos ambientes, con música bailable o stand up comedy. Teatro Bar lo hizo desde hace mucho más tiempo. Y en El Molino y La Quinta han optado por una opción que parecía muerta hace años: los grupos tributo. Puede atraer gente, pero desde el punto de vista creativo es un retroceso. Hay más bandas interpretando música ajena que creando”.

El periodista asegura que hubo una época de oro: “En los noventa hubo lugares importantes en la ciudad como Doors, La Belle Époque, Rockatanga, Amnesia. También en los primeros años de este siglo”.

Recuerda, además, que agrupaciones como Zapato 3, Dermis Tatú, Tomates Fritos y Los Mentas hicieron de los bares un sitio fundamental para su encuentro con el público. “Incluso Luz Verde, que se fue a España, cada vez que visitaba el país se presentaba en Discovery Bar. Otras bandas más grandes, como Desorden Público, suelen acudir a estas tarimas como una especie de agradecimiento a esta cultura que les abrió las puertas”.

Gaélica fue la encargada de ofrecer el show de cierre de Discovery Bar. Para Gabriel Figueira, uno de los integrantes, es hora de reinventar los modelos. “En Venezuela, en la actualidad, hay grandes prioridades. No es que la cultura no lo sea, pero hay que tomar en cuenta eso. Es momento de romper con lo que se venía haciendo. Esos bares que han ido mutando a la rumba también deberían dar oportunidad a bandas, aunque más temprano. Lo he visto en Argentina o España, donde los conciertos de rock se ofrecen máximo a las 10:00 de la noche y después el lugar se convierte en una discoteca”.

Ballesta coincide en este punto con el gaitero. El crítico musical considera que en Caracas este tipo de actividades no deberían hacerse tan tarde. “Hay que cambiar las agendas. Tomemos en cuenta que muchos músicos se han ido y las perspectivas de los locales nocturnos son poco halagüeñas. La nocturnidad en la ciudad no es nada movida en estos momentos, nos encontramos en un contexto casi desértico”.

Poco público para bandas emergentes

Marco Antonio Santos, mejor conocido como Dj Marco77, es el encargado de contratar a las bandas que se presentan en La Quinta Bar. Reconoce que son tiempos adversos para las agrupaciones noveles, que no tienen dónde dar a conocer su obra.

“Ensayan, graban en estudios, pero no tienen el sitio para ofrecer shows. Antes había cabida, pero la gente no venía a verlas. Parte de ese público se ha ido del país. Por eso migramos a otros estilos en los cuatro ambientes que tiene el local. Fíjate que la noche del cierre de Discovery tampoco fue que se desbordó el lugar. Nosotros seguimos apostando a la música en vivo, pero con agrupaciones que conoce la gente. Ahora optamos por lo comercial. Recuerda que La Vida Bohème, Okills, Los Mesoneros, Rawayana y Famasloop se fueron del país. Sí es posible que hagamos algo dada la situación de los pocos escenarios. Lo estamos evaluando”.


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