Es 1929 en Estados Unidos. La Gran Depresión sacude los hogares de los ciudadanos mientras en el pueblo de Tampa, Florida, un grupo de migrantes cubanos trabaja en una monótona fábrica de tabacos. Conchita (Adriana Romero) tiene un marido que no la satisface y sueña con vivir una aventura. Entonces aparece Juan Julián (Abilio Torres), un lector contratado para contarles historias y evitarles el aburrimiento. Pero el joven intelectual logra su objetivo más allá de lo esperado. Luego de leer Ana Karenina, de León Tolstói, crea un cambio drástico en la rutina de todos.

Desde el momento en que Juan Julián comienza la lectura de la obra rusa universal, los personajes empiezan a darse cuenta de que el mundo es algo más que tabacos y regaños. Entienden que sus vidas podrían ser diferentes y que ellos mismos tienen una historia significativa que contar, así que asumen con valentía un enfrentamiento con Cheché (Antonio Cruz), el hermano del dueño de la empresa que quiere imponerles maquinarias para sustituir el trabajo manual que realizan. Surgen también conflictos por celos, envidia y deseos de superación personal.

Ana en el trópico, drama que le mereció al dramaturgo cubanoamericano Nilo Cruz el Premio Pulitzer en 2003, se presenta en el Espacio Plural del Trasnocho Cultural, en Las Mercedes, y estará en cartelera hasta el 16 de septiembre como parte de la programación del tercer Festival de Teatro Contemporáneo Estadounidense. La dirección está a cargo de Jesús Carreño, Premio Municipal de Teatro en 2014 y 2017.

“Yo creo que lo que plantea Cruz sigue pasando en nuestras sociedades. A veces nos negamos un poco a los cambios y siempre viene algo que lo transforma todo. En el caso de la obra fue la lectura de una novela, pero puede ocurrir con una pieza de teatro o una película. De ese trabajo me interesa rescatar cómo el arte puede modificar la vida de las personas”, señala el director.

Destaca Carreño que el proceso de realización fue complicado para él porque el texto está basado en hechos históricos concretos. “A mí me gusta mucho experimentar y buscarle cuatro patas al gato. Me costó, al principio, tener que seguir la línea trazada en la pieza y no hacer lo que imaginaba. Sin embargo, disfrutamos el montaje, incluso hicimos ejercicios de improvisación que introdujimos en las escenas”, recuerda quien es también actor y considera que en el festival, Ana en el trópico es uno de los trabajos que más se vincula con Venezuela.

Explica que en Cuba, en la época en que discurre la narración, imperaba la dictadura de Fulgencio Batista. Los personajes acentúan su alegría por contar con la oportunidad de votar en la democracia estadounidense. “Todos ellos se sienten más libres en ese país. Es parecido a lo que nos pasa aquí, que no tenemos más posibilidades que aguantar lo que ocurre en Venezuela. Existe ese paralelismo entre la obra y nosotros, parece que no pasa nada contundente, pero suceden muchas cosas”, dice el director.

Ana en el trópico es el descubrimiento de lo desconocido y se convierte en el encuentro íntimo de cada personaje. Por eso, a Conchita se le ocurre cortarse el cabello y buscar un amante, y Marela (Verónica León) sueña con enamorarse, tal como hizo Ana Karenina en la novela. “Nosotros mismos como actores tratamos de cambiar el mundo o las vidas de las personas de algún modo”, reflexiona Carreño.
 

Ana en el trópico
Espacio Plural, Trasnocho Cultural
Viernes, 5:00 pm
Sábado y domingo, 6:00 pm
Entrada: 1.680.000 bolívares / BsS 16,80 bolívares


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