Las editoriales independientes en Venezuela responden ante la crisis del país con apuestas cada vez más arriesgadas, sólidas y meritorias. Presentamos una serie de preguntas que les hicimos a los más destacados sellos nacionales de esta naturaleza, sobre el origen de su iniciativa, la labor que realizan, los autores que publican y sus próximos proyectos. Continuamos la serie con Ediciones «Letra Muerta», que se inició en el año 2014 y que está conformada por Faride Mereb, Diosce Martínez, Néstor Mendoza, Graciela Yáñez Vicentini y Carlos Alfredo Marín.

―¿Qué motivaciones y entusiasmos determinaron la creación de su editorial? ¿Cuál es su historia? ¿Por qué el nombre?

“Letra Muerta fue fundada en el año 2014. Nos concentramos en el área de archivo. Nos interesa reivindicar el valor del libro como fenómeno-objeto e investigar sobre literatura, en especial sobre poesía venezolana. Creemos en el autofinacimiento: ese es nuestro enfoque estructural. También trabajamos con la difusión digital por medio de nuestro sitio web y redes sociales.

Sobre el nombre de la editorial, ‘letra muerta’ es un término que suele usarse para hacer referencia a un documento que ha perdido su validez legal, o un acuerdo que no ha sido cumplido. Por esa razón, podría percibirse como paradójico, debido a que el objetivo principal de esta editorial es darle validez a los archivos y documentos con los que trabajamos. Pero el sentido del nombre es importante, porque partimos de allí: ponemos la letra muerta en relieve, pues lo que hacemos es precisamente revivir esos archivos, darles –o devolverles– su justo valor”.

―¿Con qué criterios decide su editorial la publicación de un libro? ¿Podría darnos algunos ejemplos al respecto?

“Como editorial, exploramos textos que no han sido editados, o reeditados en mucho tiempo, que consideremos deben difundirse en nuestro contexto. Procuramos ofrecerle un particular respeto a los autores, ausentes o presentes; así como le dedicamos un particular cuidado a los aspectos visuales, a la composición tipográfica de nuestros libros. Y nos enfocamos en autores venezolanos. Eso lo que hemos hecho con las cuatro publicaciones de archivo que llevamos hasta ahora: Es una buena máquina (2014) y Al filo (2015) de Miyó Vestrini; Poemas, de Ida Gramko (2016) y Espacios para decir lo mismo, de Hanni Ossott (2017); y también con nuestro primer título contemporáneo, Otono (sic) de Luis Moreno Villamediana (2017).

En el caso de Miyó, el primer libro que hicimos contiene poemas suyos que nunca habían sido editados. Eso necesitaba ser conocido por sus lectores, y ha generado también nuevos lectores de su obra. Luego pasamos a editar sus entrevistas literarias realizadas entre 1980 y 1981, anteriormente publicadas en El Nacional, justamente en su columna ‘Al filo de la medianoche’ del Papel Literario. En los casos de los libros de Ida Gramcko y de Hanni Ossott, quisimos traer de vuelta poemarios esenciales para la literatura venezolana que, durante décadas, no se conseguían en ninguna parte, porque nunca fueron reeditados. Este año, además, quisimos comenzar a trabajar con traducciones: por eso, nuestro título más reciente es la versión bilingüe (en español-inglés) del primer poemario de Hanni Ossott, traducido por Luis Miguel Isava.

Este año también iniciamos la colección ‘Contemporáneos’, con el poemario inédito Otono (sic), de Luis Moreno Villamediana. Quisimos inaugurar esta colección con un libro que el autor tenía bajo la manga, un autor que para nosotros es fundamental dentro de la literatura que se está haciendo actualmente en el país”.

―¿Hay libros más apropiados que otros para los buenos oficios de una editorial alternativa?

“Con el término editoriales ‘alternativas’ no nos identificamos mucho. De hecho, todas las editoriales en este país –que no dependen del Estado– son alternativas. El punto está en no aceptar financiamientos y apoyos de instituciones; o estar sujetos a un partido político o condicionados por un ‘nombre’… Eso es un requisito central: tener siempre el control de la toma de decisiones. Las editoriales independientes tienen un deber: publicar lo que otros no se atreven”.

―¿Para un autor, qué diferencia hay entre ser publicado por una editorial alternativa o independiente, o por una editorial comercial?

“En nuestro caso es distinto, dado que nuestra colección principal es la de archivo: en esos casos, tratamos con los familiares de los autores fallecidos. Nuestros puntos de partida, entonces, son el archivo, el manuscrito, el álbum de fotos… Eso representa una gran responsabilidad como editorial. Tenemos que garantizar que la obra soporte una nueva lectura, pero además que sea tratada o curada significativamente. Quizás una editorial ‘comercial’ no tenga el interés de darle este cuidado al testimonio íntimo del autor; pero nosotros sí debemos dárselo, porque para eso quisimos iniciar este proyecto. Creo que allí podría estar la diferencia”.

―¿En qué consiste la contribución que las pequeñas editoriales independientes hacen a los lectores?

“Es una contribucción ética, si pudiera decirse así: no claudicar ante la crisis. Los lectores están recibiendo libros de una altísima calidad, en medio de un cerco económico sin precedentes. Si bien confrontamos problemas graves en todos los ámbitos de la vida, las editoriales alternativas no se amilanan. Nuestro afán es trabajar por la literatura venezolana y sus lectores”.

―¿Qué clase de apoyo deberían recibir las editoriales alternativas? ¿De acuerdo a su experiencia, diría que son respaldadas por otras instituciones, que suelen recibir financiamiento o apoyo promocional externo?

“Nosotros queremos es el apoyo de nuestros lectores: creo que es lo principal. Tenemos una base firme de seguidores que se interesan por todas nuestras publicaciones. Si bien se incorporaron a nuestra red de amigos o a nuestra comunidad por un autor en específico, ahora nos ven como a un amigo que les recomienda libros de literatura venezolana”.

―¿Qué es lo más difícil de gestionar para una editorial como la suya?

“Lo más dificil es todo lo relacionado a la producción editorial: la gerencia, la administración. Se complica porque, entre otras cosas, debe hacerse en paralelo con la investigación y el diseño de los libros”.

―¿Cuál es la mayor dificultad con que se han enfrentado en el último año?

“Como sabes, el Estado tiene el absoluto control de las divisas del papel y de todos los materiales que van ligados a este negocio. Los últimos años se nos ha vuelto cuesta arriba salir adelante con todo este sistema cambiario. Eso ha incrementado los precios de venta. Por libro, sacamos dos tirajes. Usamos lo que se conoce como un subsidio cruzado: la mitad se vende en el exterior; y con lo que se obtenga de esa venta, podemos vender el otro lote a un precio más accesible en bolívares”.

―¿Qué explica, en su opinión, el surgimiento de pequeñas editoriales independientes a lo largo de los últimos años?

“Influye mucho el desacuerdo con las líneas o intereses del Estado. Cuando hay un monopolio así en manos del gobierno, el mercado emergente debe buscar salidas. Cada vez son más las personas que tienen iniciativas propias. Hay mucha gente que tiene mucha inventiva gerencial. Los emprendedores salen adelante a las adversidades más duras. Todos hemos sido llevados a esta calle: la alternabilidad para no plegarnos no solo a las directrices del Estado, sino a la profunda crisis económica y social que vivimos”.

―¿Cómo influye el contexto nacional en su labor editorial: imprenta, distribución, promoción, ventas?

“Lo que más nos influye del país, en la producción literaria, es precisamente su literatura: trabajamos exclusivamente con autores venezolanos. Esa ha sido la línea. Ese es nuestro contexto. Por supuesto, nos afecta la crisis nacional, en los aspectos que he señalado en las respuestas anteriores. En términos económicos y de ejecución, todo es más lento y más difícil. Pero eso es algo que me imagino sucede en cualquier proyecto nacional en estos momentos. En cuanto a la labor editorial en sí misma, nos preocupa mucho seguir haciendo libros de calidad, por encima de las dificultades. Además, tenemos la dicha de imprimir en Ex Libris, de la mano del maestro Javier Aizpurua –uno de los mejores impresores del mundo– y eso lo consideramos una ventaja enorme. Me siento afortunada de ser parte de lo que pudiese llamarse en un futuro ‘una nueva generación de relevo’ en esta área. Por ahora, es una bendición seguir aprendiendo”.

―¿Cómo es la proyección de una editorial como la suya fuera del país?

“La literatura venezolana siempre da mucho de qué hablar en el exterior. Por eso quisimos apostar también por las traducciones, para que estos títulos que consideramos valiosos en nuestra literatura puedan ser leídos en otras lenguas. Nuestro enfoque de autor, es decir, de querer rescatar obras olvidadas, eso ha despertado mucho interés afuera. Estamos hablando de un trabajo de archivo, donde además participa el diseño experimental y la alta factura editorial. Nos ha ido muy bien. En el caso de Letra Muerta ha sido invitada a presentar sus publicaciones en la Universidad de Columbia (EE.UU) y ahora en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (MEX). También estaremos en un evento literario en la República Dominicana a finales de este año”.

La directora de la editorial, Faride Mereb, hace referencia a cuatro actividades diferentes que ha tenido Letra Muerta esta semana: el miércoles 13, protagonizó una conversación sobre poesía, libros, diseño editorial y archivos en la Librería Mamey, mientras que ayer dirigió la charla “Aproximación a la historia del diseño editorial en Venezuela”, en la Escuela de Diseño Altos de Chavón.

Junto al curador Gerardo Zavarce, esta noche, a las 8 pm, Mereb hablará sobre poesía venezolana y presentará Espacios para decir lo mismo de Hanni Ossott. Y este sábado 16 y domingo 17 de diciembre, la artista y editora venezolana dictará dos talleres de diseño editorial, para todo público, también en Mamey Librería.

―¿Pueden comentarnos algún título o autor particular de la literatura venezolana que deseen o vayan a editar próximamente? ¿Por qué ese título o autor en especial?

“Por ahora no podemos comentarlo. Por vía de nuestras redes sociales daremos información a su debido momento”.

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Para más información sobre Letra Muerta:

http://letramuertaed.com/

Instagram: @letramuertaed

Twitter: @LetraMuertaED

Facebook: Ediciones «Letra Muerta»

Los interesados en los talleres de diseño editorial por Faride Mereb en República Dominicana este fin de semana podrán inscribirse a través de [email protected].


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