La necesidad de los jóvenes de escasos recursos, que residían en el parroquia Catia, de abrirse paso al campo laboral llevó al Instituto Técnico Jesús Obrero, fundado en 1948, a innovar en la educación media 20 años más tarde: incorporó al bachillerato la educación para el trabajo.

Esto lo convirtió en el primer instituto técnico en el país que, al celebrar sus 70 años de actividad pedagógica reúne a más 3.000 estudiantes y a 200 profesores en dos sedes, ubicadas en Los Flores de Catia y en la parroquia 23 de Enero, en las cuales funcionan un colegio, un liceo técnico, un instituto de estudios superiores (TSU) y un centro de formación.

En el liceo, ubicado en la calle El Molino de avenida Real de Los Flores, los jóvenes recorren con libertad la instalación de tres pisos, en el último de los cuales destaca en la pared el magis ignaciano: “En todo amar y servir”.

“La misión de este instituto es formar a los chamos para que puedan incorporarse al mercado laboral en oficios. Algo por lo que nos caracterizamos en estos 70 años, es que no solo formamos profesionales sino seres humanos, que es mucho más difícil. Una formación académicamente competente y nutrida en valores”, afirmó el rector Miguel Ángel Corominas.

A pesar de la crisis económica que empuja a los profesores fuera del país, el Jesús Obrero no ha tenido problemas para cubrir la demanda, aunque han sufrido una rotación de docentes en los últimos años. “Una característica que nos diferencia es que la mayoría de nuestros profesores son ex alumnos.. Son personas que han estudiado aquí, se han formado y luego regresan acá como profesores, por eso están más arraigados”, comentó Juan Carlos del Vecchio, director del instituto.

El docente jesuita recalcó que en el caso de los estudiantes, a pesar de que una parte –no precisó cantidad– ha abandonado las aulas, siempre ingresan nuevos alumnos. “Hemos tenido éxodo, pero a la vez, como somos una institución en la que la gente quiere estar, nuestra matrícula no baja considerablemente, aunque sí hay estudiantes que se van del país, y eso antes no había sucedido”.

El Instituto no cuenta con comedor para los 1.600 alumnos, pero se han creado estrategias para atender las necesidades de alimentación. “Desde hace un año iniciamos un programa que permite a los muchachos más vulnerables darles el beneficio del almuerzo. Además, hay madres que en vez de hacer una comida para su hijo, hacen dos para que puedan compartir con los otros compañeros”, dijo Del Vecchio.

Educación dual. La diferencia entre el Instituto Técnico Jesús Obrero con otros liceos es su característica técnica y práctica. “Damos una educación dual, tenemos los laboratorios que cuesta mucho mantener, pero los muchachos reciben la teoría y luego lo llevan a la práctica en ellos”, explicó Corominas, quien recordó que el Jesús Obrero empezó como una escuela rudimentaria.

“Todo inició desde que unos padres jesuitas vinieron a Catia a evangelizar y se dieron cuenta de que los muchachos necesitaban educación, entonces empezó una pequeña escuela rudimentaria, acá en Los Flores, que luego se convirtió en técnica”.

Para el año 1999, el instituto se expandió al comenzar a ofrecer la opción de técnico superior universitario, en el horario de la tarde, con las especialidades de Administración de Empresas, Contaduría, Educación Integral, Educación Preescolar, Electrotecnia, Electrónica e Informática.

El bachillerato técnico, a diferencia del convencional, se extiende hasta sexto año. A partir de cuarto año inicia la mención técnica. “Antes se enseñaba carpintería y mecánica, pero ahora cambió a electricidad e informática, para ponerla a tono con las exigencias del país”, señaló el rector.

Como parte de la celebración, están previstas varias actividades en lo que resta del período escolar que culmina en julio próximo.

Integrado con la comunidad

La mayoría de los alumnos del Instituto Técnico Jesús Obrero provienen de la propia parroquia de Catia, por lo que existe una alianza histórica entre el centro educativo y la comunidad. “El instituto es cuidado por la misma comunidad, hay un respeto y un valor de pertenencia por la tradición que tenemos aquí en Catia. No hemos tenido situaciones irregulares”, afirmó el rector Corominas.

Señaló que los espacios del centro educativo son usados por la comunidad para sus actividades. “Los fines de semana las instalaciones son tomadas por la gente del sector para actividades deportivas y talleres, y los domingos para la catequesis de la parroquia. Equipos de baloncesto de la zona suelen practicar en la cancha de acá”.


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