La UE no es bien recibida por las fuerzas de la usurpación, claro está, porque el grupo de eurodiputados venía a Venezuela con el objeto de reunirse con el presidente Juan Guaidó. Fue detenido en el Aeropuerto Internacional de Maiquetía por fuerzas de la dictadura que le dieron con la puerta en las narices. No estamos ante nada sorprendente, a primera vista, pues insólita hubiera sido una recepción entusiasta por parte de los enviados de Maduro.

El presidente Guaidó los esperaba con los brazos abiertos, con ganas de hablarles de sus triunfales pasos y de recibir las impresiones de sus aliados, pero seguramente tampoco se sorprendió ante la áspera respuesta de los agentes negados a permitirles la entrada. ¿Qué tiene de particular, entonces, el episodio?

Los eurodiputados, una holandesa, un portugués y tres españoles, sabían lo que les esperaba. Si manejan información sobre cómo bate el usurpador el cobre frente a sus enemigos, estaban seguros de que les esperaba una negativa contundente a la intención de hablar con el político que representa la unión de la sociedad venezolana contra el régimen ilegítimo que pretende el continuismo. Sabían lo que iba a suceder. Quizá solo trajeran una muda de ropa y unos tarritos para la higiene corporal ante la posibilidad cierta de un retorno forzado e intempestivo, pero hicieron de buena gana un periplo que solo ofrecía incomodidad.

¿Por qué una excursión sujeta a un pronóstico tan negativo? Precisamente porque daría los frutos esperados. Se tenía la certeza de los candados y las asperezas, de caras largas y conductas destempladas. Nada que no estuviera previsto, ningún sobresalto, debido a la existencia de un plan calculado con exactitud para que llegara a las conclusiones de todos conocidas. La dictadura no podía ponerles alfombra roja porque no venían de Cuba ni de Nicaragua ni de Rusia, por ejemplo, sino de un mapa en cuyo seno predominan las democracias de orientación liberal y de sociabilidad civilizada.

Del episodio se deduce que la Unión Europea va a profundizar sus diferencias ante las pretensiones del usurpador. Los diputados a quienes se negó el paso presentarán los informes del caso, darán ruedas de prensa rodeados de camarógrafos, abrirán las noticiarios de la televisión y las planas principales de la prensa escrita. Por si fuera poco, ocuparán la tribuna de Bruselas narrando su peripecia. Debe esperarse una reacción enfática del resto de los representantes de los países que ya han reconocido a Guaidó como legítimo encargado del Poder Ejecutivo, pero también la posibilidad de que los que todavía no lo hayan reconocido cambien de opinión. En cualquier caso, el tratamiento de la tragedia venezolana seguirá en la vanguardia y, seguramente, empeorará para los planes del usurpador.

Justo cuando sube la temperatura en lo concerniente al acceso de ayuda humanitaria promovida por la oposición con apoyo de diversas naciones democráticas, ocurre la negativa del tránsito a cuatro eurodiputados. Es evidente que la vicisitud protagonizada por un elenco de políticos curtidos en su oficio y cabalmente enterados de lo que sucede en Venezuela no se hizo con el cometido de participar en una verbena.


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